Alabez, o Alavez, que tanto monta, fue el último rey moro de Mojácar.
Allí andaba este buen señor por el mil cuatrocientos y mucho pico, sin meterse con nadie, cuando hete aquí que Fernando, por mal nombre el Católico, se empeñó en la conquista de Granada y puso a su gente acampada en Santa Fe, qu’ entonces, dicho sea de paso, no se llamaba de este modo.
Como lo de Granada se les estaba poniendo durillo, ampliaron su área de joder unos cuantos kilómetros al este, hacia la costa, y dieron con el reino de mi amigo.
Fernando, por mal nombre El Católico, mando un emisario al moro con la siguiente misiva (más o menos):
“Dado que su merced es un moro mierda, y yo soy un rey cristiano en el ejercicio de conquistar, le emplazo para que en el tiempo más breve posible, o sea ya, coja el petate y trasponga al otro lado del Mediterráneo, que’ es su tierra y qu’ es donde tenía que estar. Puede llevarse a su gente y los enseres que le quepan en el bolsillo. Las moras en edad de merecer pueden quedarse, al menos por ahora”.
Ahí lo tienen ustedes. Puede que la traducción me falle en la forma pero les juro que no en el fondo. El bueno de Alabez, compungido de cojones, entrego al mensajero (en vez de cortarle la cabeza, qu’ es lo que tenía que haber hecho) un papelico que decía (más o menos):
“Ala sea contigo, hermano:
Me incitas, sin otra justificación, a que haga mis maletas y me exilie a “mi tierra”. Has de saber cristiano que “esta” es mi tierra. Aquí nacieron mis hijos, mi padres, mis abuelos y los abuelos de mis abuelos. Son míos, porque los plante y los vi crecer, el olivo y el almendro, y el cereal con el que alimento mis animales. Son míos el sol y la luna, y el mar que baña mi pueblo. Yo, ni mi gente, en nada te he ofendido, ni me apropie de nada que te perteneciera, ni a ti ni a los que te precedieron. ¿De qué coño m’ estas hablando?. Ni he luchado ni lucharé contra ti, ¿Porqué entonces me amenazas?. ¿Porqué no podemos vivir en paz? ¿Porqué no bebes de mis fuentes y yo de las tuyas?.
El mensajero, salió cagando leches y entregó el mensaje a su rey. Fernando, con un soplo de sensatez, meditó la respuesta del moro y en un principio accedió a su petición.
Pero nunca dura mucho la alegría en casa del pobre. Fernando, por mal nombre El Católico, y la gente de su entorno, terminó haciendo la vida tan imposible al morico que finalmente abandonó Mojácar y la entregó a los Cristianos. Su camino hacia el exilio no fue muy largo. Se ahorcó en un lugar conocido como Macenas, en la playa, a los pies del monte sobre el que se asienta Mojácar. Saquen sus mercedes sus propias conclusiones.
Otro día, más.
La Vidriera del Mairena
30/5/07
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6 comentarios:
Buenos días.
Tenía curiosidad por saber quién era "Rey Alabez" que le habían puesto su nombre a un IES en Almería.
Al buscar por "biografía" en Google me sale esta página. Gracias por su contribución.
Buscando más, he encontrado que un caudillo llamado Malik ibn al-Abbas (castellanizado como Alabez o Alavez) fue el comandante perdedor de la Batalla de los Alpedroches. ¿Posiblemente no sea la misma persona?¿O quizás el mundo esté un poco loco?
Saludos.
Gracias por pasar y tu comentario.
No soy historiador; más bien me gusta revolver en la historia para luego contarla a mi modo. Así no se nos olvida.
Con todo, te aseguraría que no... que no es la misma persona.
Pues sí, era el mismo al-Abbas. Una cosa es tener una visión crítica de la Historia y otra despotricar y ridiculizar de esa manera; se ve que algunos tienen nostalgia de lo que no han conocido, si quieren califato pueden cruzar el mar.
Quién ridiculiza y a quién?
Más que nada, por situarnos.
Allá en Granada la rica Instrumentos oí tocar En calle de los Gomeles , A la puerta de Abidbar : El cual es moro valiente , Y muy ſuerte capitan ; Mandó juntar muchos moros Bien diestros en pelear , Porque en el campo de Lorca Se determinan de entrar . Con él salen tres alcaides , Aquí los quiero nombrar : Almoradi de Guadix , Ese de sangre real ; Abenariz es el otro , Y de Baza natural ; Y de Vera es Alabéz , De esfuerzo muy singular , Y en cualquier guerra su gente Bien la sabe acaudillar : Todos se juntan en Vera Para ver lo que harán ; El campo de Cartagena Acuerdan de saque........ ese es el romance de la batalla de los alporchones.
Bonita historia q 3ncontre por casualidad! Gracias por compartirla
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