La Vidriera del Mairena


-Dios tolera lo intolerable; es irresponsable e inconsecuente.
No es un caballero.
(Don Jaime de Astarloa. El maestro de esgrima.)

-Escribir es meterse en charcos.
(Juan de Mairena.- Maestro Vidriero).


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13/3/22

moteros

Cuando estes triste recuerda que tienes una moto; es casi suficiente para ser feliz.

Hay dos tipos de motoristas; los que se han caido y los que se van a caer.

Banda sonora muy apropiada para este cristalito;


Ayer
 Katalina y yo nos fuimos de concentración motera. Era la primera vez y fue casi sin pensarlo, sobre la marcha, a golpe de acelerador.

La cosa fue en la muy laboriosa y noble ciudad de Benahadux, y organizaba el evento… muy bien por cierto… el motoclub Andarinex.


Nunca habíamos visto tanta moto junta. Ni tanta variedad. Aquello parecía una edición de la Pingüinos vallisoletana.

La organización tenía previsto todo lo que de un evento de esta categoría se espera; cómoda zona de estacionamiento para las máquinas, área para las virguerías moteras y quemar rueda, zona de stands comerciales donde adquirir un recuerdo del evento y una gran carpa cubierta donde disfrutar de la cerveza –con y sin alcohol-, las tapas propias de la tierra y un escenario donde algunos grupos locales y otros no tanto –Danza Invisible- ponían la banda sonora con el rock que requiere este tipo de encuentros.

Katalina dio la talla. Posee la suficiente elegancia, fuerza y abolengo como para no defraudar en cualquier tipo de acto social. Muy a pesar de que el malaje de mi amigo el Séneca la tilde de licuadora. Incluso recibió alguna mirada lasciva.


En este tipo de encuentros, siempre hay momento para volver a saludar a viejos amigos. Es uno de sus leit motiv…

Podría seguir con la prosa, pero es casi mejor que me acompañen y se asomen con nosotros a través del objetivo de Nikita… que también nos acompañó.

Porque, desde luego, no regresamos a casa sin una estupenda colección de fotografías. Siempre es tiempo de ejercitar los ojos.


En cuestión de motos es necesario que todo vaya muy ajustado.

 

En la diversidad está el gusto.

 

Ellos pusieron la nota simpática y de color.

 

… y gente de todas las edades.


Las motos ya no son lo que eran; los moteros tampoco. Uno, sin embargo, siempre será el mismo.

 

Hasta el año que viene, colegas.

 


5/3/22

a piola¡

 

En mi pueblo jugábamos a piola. No teníamos consolas, ni tablets, ni móvil, ni puñetera falta que nos hacía. Pero teníamos amigos y teníamos la calle, que supera cualquier pasatiempo que la modernidad estuviera por traernos. Así que jugábamos a piola, al churro va, al pañuelo o al fútbol total.

Lo del jersey de ganchillo ha sido idea de una vecina del pueblo y no era cosa de darle un disgusto a la mujer.




3/3/22

¡Que vienen los rusos!

 

Siempre me engaña. La verdad es que sólo la primera vez fue culpa suya; las demás puse tanto de mi parte como él, así que las anoto en mi haber.

Les estoy hablando de mi amigo el Sherpa. Esta mañana habíamos quedado para ciclear la Senda Litoral, un placer para los sentidos. Quince kilómetros a pie de playa entre Estepona y San Pedro de Alcántara. Con los quince de vuelta suman treinta, que si no te sales del guion vale para desentumecer las piernas, ajustar el culo y airear los pulmones.


A mi amigo, sin embargo, tan cómodo trazado le pareció poco. Y sugirió la vuelta “por el interior”, donde una cresta se encadena con otra –a veces de la categoría que te cagas- en constantes picos de sierra que terminan dejándote hecho trizas. Y como les cuento, volvió a suceder.

Otro día haré un capítulo aparte para hablarles de la urbanización Azata Velerín, practicamente terminada y seguidamente abandonada. El espectro de sus vacios apartamentos, con los huecos ventanales como calaveras al sol, constituye un tema para el Cuarto Milenio.

Pero hoy no quiero dejar pasar que en uno de los recovecos de la ruta, allá por donde se sube al Selwo, me encontré con esto. Los rusos están construyendo una iglesia ortodoxa con la magnificencia con que sólo pueden hacerlo ellos, y con los dineros que tienen metidos en esta parte de la Costa del Sol.

Está a punto de inaugurarse pero aún no lo ha hecho. Eso sí, ya han aparecido cosidas a su fachada varias banderas ucranianas con el slogan de No a la Guerra.

Y mientras una parte de los rusos reza para que los negocios les sigan yendo viento en popa, la otra mata ucranios con la excusa de que Dios así lo ha querido.






Nota al margen:

Mi respetos a todos los rusos, que los hay, que se han desmarcado de la locura esa de la guerra.