La Vidriera del Mairena


-Dios tolera lo intolerable; es irresponsable e inconsecuente.
No es un caballero.
(Don Jaime de Astarloa. El maestro de esgrima.)

-Escribir es meterse en charcos.
(Juan de Mairena.- Maestro Vidriero).


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20/6/07

Apatrullando la ciudad.

Falleció ayer, en el inhóspito Madrid, el señor Don José Luis Cantero Rada. Descanse en paz. Con él, a quien sólo conocían en su casa, falleció El Fary; y a ese todas sus mercedes conocen, conocían, de sobra.

El Fary, taxista de profesión y cantante de afición, tomó ese nombre de su admiración por Rafael Farina. El Fary parecía un hombre bueno, cómo sólo pueden serlo los feos, los desheredados, los raritos, los que tienen la palabra pueblo tan pegada a la piel que es su piel misma.
Evidentemente yo no conocía al Fary. Sin embargo siempre me pareció un tipo sano, d'esos que saben envolverte con su sonrisa antes que puedas fijarte en algo menos agradable de su envoltorio. De sus canciones, me quedo con amor secreto, del año 1983; o con apatrullando la ciudad, banda sonora de la horterísima Torrente, esa que tanta vergüenza nos da ver porque tanto nos llegamos a reconocer en ella. Para nada la del torito… que hasta en lo popular puede haber clases. Pero sobre todo me quedo con la elegancia que llevó, ole ahí sus cojones, el hecho de que media España –entre la que no me incluyo- se cachondease de él durante toda su vida. Es evidente, por palpable, que estuvo muy por encima de los que siempre le tuvieron por un mindundi. Hasta para ser natural hay que tener clase.

Tenía que haber colgado esto ayer, pero las servidumbres del faro son ineludibles y las que me dan de comer a mi y a mis chiquillos.

Que el miércoles les trate con misericordia. Y usté, señor Cantero, cualquiera que sea el sitio que este apatrullando ahora, espéreme el tiempo que sea necesario y vaya haciéndome un laito. Por afinidad, me encontraré bastante más a gusto a su lado que cortejando a quienes le miraban por encima del hombro por ser feo, bajito y castizo.

1 comentario:

francisco dijo...

Pues tiene razón.
Y la verdad es que nunca me lo habia planteado.

Y es que a veces me siento como el arbol de la seguriya.