El poblado minero de Las Menas se ubica en la cara norte de la Sierra de los Filabres, pasado el Calar Alto según vas desde Almería. Doce kilómetros más abajo queda el pueblo de Serón, a cuyo término municipal pertenece. Nada que ver con el desierto de Tabernas que hemos dejado atrás; más pareciera que estamos en los pinares de las altas tierras de Soria.
El poblado minero creció en torno a las minas de hierro que allí se explotaron a partir del año 1860. Fue un poco lo de siempre; empresas extranjeras vinieron a por la riqueza que escondía nuestra tierra, que les sacamos además con nuestros propios brazos, para dejarnos después en el más absoluto de los abandonos.
Tal importancia llegó a tener el poblado que aquí se
contaban escuela, bar, cine, casino, hospital, economato, cuartel de la Guardia
Civil y hasta una plaza de toros.
Lo sangrante es que Las Menas ha sido abandonado dos veces.
Primero por las empresas europeas que lo gestionaron, después por la propia
administración andaluza.
Porque este poblado fue rescatado del abandono en el año
1983 para ser puesto en valor como referente turístico. Y aquí se gastaron un
montón de dinero, una riada de subvenciones, para convertir aquello en una
especie de paraíso de alojamiento y diversión. Todo comenzó a funcionar en
torno al año 2000 y fue nuevamente abandonado, sin más razones, en el año 2013.
La razón? habría que preguntárselo a Iker Jiménez y que dedicara a ello un
especial del Cuarto Milenio.
A día de hoy los hermosos edificios que componen el complejo
permanecen cerrados, abandonados, en estado semiruinoso, cubiertos de maleza y
en la más completa desolación. Sólo el Camping de las Menas y su restaurante,
de propiedad particular, escapan de la agonía del entorno.
El apartahotel construido, los bungalows, la casa del
médico, y el resto de edificios coloniales que componen el conjunto urbanístico
mueren, cada día un poquito más, en este privilegiado enclave de la Sierra de
los Filabres. Sólo el viento se mueve ya entre ellos.
En la misma situación se encuentra el Parque Forestal inaugurado con pompa y boato en el año 2008 para ser abandonado poco después.
Y en medio de tanta ruina, la ermita de Santa Bárbara,
erigida por los mineros en el año 1911, se eleva airosa sobre un pequeño
montículo en uno de los recovecos que forma la estrecha y sinuosa carretera que
baja a Serón. Me quedo con su imagen, por hacerlo de algo positivo, en esta excursión de un domingo de invierno.
Bibliografía:
Conchi Ruiz Alonso, el Confidencial Andaluz.
Rincones de la red.
-paisajes increibles
-la casa del médico; aquí ya no se cura a nadie.
-lo que debía ser un apartahotel.