La Vidriera del Mairena


-Dios tolera lo intolerable; es irresponsable e inconsecuente.
No es un caballero.
(Don Jaime de Astarloa. El maestro de esgrima.)

-Escribir es meterse en charcos.
(Juan de Mairena.- Maestro Vidriero).


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14/12/22

las Menas de Serón

El poblado minero de Las Menas se ubica en la cara norte de la Sierra de los Filabres, pasado el Calar Alto según vas desde Almería. Doce kilómetros más abajo queda el pueblo de Serón, a cuyo término municipal pertenece. Nada que ver con el desierto de Tabernas que hemos dejado atrás; más pareciera que estamos en los pinares de las altas tierras de Soria.

El poblado minero creció en torno a las minas de hierro que allí se explotaron a partir del año 1860. Fue un poco lo de siempre; empresas extranjeras vinieron a por la riqueza que escondía nuestra tierra, que les sacamos además con nuestros propios brazos, para dejarnos después en el más absoluto de los abandonos.

Tal importancia llegó a tener el poblado que aquí se contaban escuela, bar, cine, casino, hospital, economato, cuartel de la Guardia Civil y hasta una plaza de toros.

Lo sangrante es que Las Menas ha sido abandonado dos veces. Primero por las empresas europeas que lo gestionaron, después por la propia administración andaluza.

Porque este poblado fue rescatado del abandono en el año 1983 para ser puesto en valor como referente turístico. Y aquí se gastaron un montón de dinero, una riada de subvenciones, para convertir aquello en una especie de paraíso de alojamiento y diversión. Todo comenzó a funcionar en torno al año 2000 y fue nuevamente abandonado, sin más razones, en el año 2013. La razón? habría que preguntárselo a Iker Jiménez y que dedicara a ello un especial del Cuarto Milenio.

A día de hoy los hermosos edificios que componen el complejo permanecen cerrados, abandonados, en estado semiruinoso, cubiertos de maleza y en la más completa desolación. Sólo el Camping de las Menas y su restaurante, de propiedad particular, escapan de la agonía del entorno.

El apartahotel construido, los bungalows, la casa del médico, y el resto de edificios coloniales que componen el conjunto urbanístico mueren, cada día un poquito más, en este privilegiado enclave de la Sierra de los Filabres. Sólo el viento se mueve ya entre ellos.

En la misma situación se encuentra el Parque Forestal inaugurado con pompa y boato en el año 2008 para ser abandonado poco después.

Y en medio de tanta ruina, la ermita de Santa Bárbara, erigida por los mineros en el año 1911, se eleva airosa sobre un pequeño montículo en uno de los recovecos que forma la estrecha y sinuosa carretera que baja a Serón. Me quedo con su imagen, por hacerlo de algo positivo, en esta excursión de un domingo de invierno.

 

Bibliografía:

Conchi Ruiz Alonso, el Confidencial Andaluz.

Rincones de la red.


-paisajes increibles

-la casa del médico; aquí ya no se cura a nadie.

-lo que debía ser un apartahotel.

-monumento al olvido.

-airosos, a nuestro pesar.

5/12/22

el bibliocausto

Y uno a uno, fueron revisando todos los libros, tirando a una pila sobre el patio la gran mayoría, salvo excepciones a los que el señor cura ofrecía su indulgencia, como el gran Amadís de Gaula o La Galatea, de Miguel de Cervantes. El resto, ardieron todos. 

(El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha).


Desde el principio de los tiempos, todas las sociedades que el hombre ha ido formando han sido muy dadas a quemar libros en la hoguera.

China, Alejandría, Roma, la Francia de Luis IX, el Cardenal Cisneros en España, la Italia del monje Savonarola, los nazis sobre los autores judíos, Argentina y las dictaduras sudamericanas, el Estado Islámico… pocas, por no decir ninguna, son las sociedades que se libran de la lacra del bibliocausto.

Las razones para arrojar los libros al fuego han sido, siguen siendo, de lo más variopintas; políticas, religiosas, ideológicas, racistas, de moda. Todas ellas, desde luego, sostenidas en los pilares del fanatismo y la ignorancia.

Todo esto se me ha venido hoy al campanario cuando, muy de mañana, he visto a unas señoras revisando algunos de los textos que algún desahogado, imbuido del espíritu de los que antes he citado, había arrojado a los contenedores de basura –léase la pira- cajas y cajas de libros de texto.

Tal práctica, cada vez más común porque es más fácil abrir un contenedor que encender un fuego, debería ser delictiva. Como delictiva la siento, y me da absolutamente igual quienes sean los autores y de que traten los textos abandonados a su suerte. Ni siquiera se molestó el propietario en depositarlos en el contenedor de papel/cartón, circunstancia esta que no le eximiría de la pena, pero podría actuar como atenuante.

Y como dice mi nieto Sergio, no me cabrea... pero me da coraje.



29/10/22

el Tótem del 13... y su p* m*

Me quedan tres meses para brincar la frontera de los setenta. Ya no contaré los años con el seis, sino con el siete. Que no es lo mismo. Así que tenía que ser ahora o nunca.

Les estoy hablando de subir al Tótem del 13. Una figura escultórica que el Grupo Senderista Pies Negros vino a colocar allí donde Cristo perdió las alpargatas.

Valga en mi descargo que si llego a saber, con exactitud, dónde exactamente está ubicado el dichoso Tótem, se hubiera quedado esperándome por la eternidad.

Pero uno preguntaba y le decían… por las antenas. Se referían, claro está, a las antenas de Aguadulce. E ingenuamente daba por supuesto que el Tótem puñetero estaba al lado de las antenas o… poco más o menos. Eso... y las ganas de fotografiarlo.

Si ya subir a las antenas tiene delito y no es en absoluto recomendable para cualquiera que tenga en estima su salud y su integridad física, lo de llegar al muñeco, supone como subir las antenas otras dos veces más. Y llegas a verlas allá abajo… abajo… abajo…

Sin más dilación pido desde aquí perdón a mi amigo Enrique, al que metí en este embolao sin conciencia cierta de lo que estaba haciendo. Fue sin premeditación ni alevosía, amigo. Prometo, firmemente, no volver a darme/darnos ningún disgusto de estos más sin antes comprobar, acta notarial mediante, que la excursión será incolora, indolora e insípida.

En la página web del propio grupo senderista se puede leer:

"Orgulloso. Robusto. Con la penetrante mirada de un búho, que sirve para vigilar toda la sierra de Enix y la bahía de Aguadulce. Cuestas duras y escarpadas para visitarlo, amén de una pequeña pasarela de tierra natural no apta para gente con vértigo. Hay que tener unos cuádriceps potentes y unos ísquios ágiles para entrar en la morada del tótem indio de los 13 Runners Pies Negros.

Costó Dios y ayuda subirlo a su privilegiado lugar, en uno de los balcones de Enix, que divisan todo el poniente almeriense. Los 300 kilos de peso se unieron a las pendientes tan empinadas, con mucha piedra suelta y arenilla que resbala.

Así, una furgoneta lo transportó hasta el túnel por el que se atraviesa desde la parte norte de Aguadulce hasta el acceso a las antenas de dicha localidad. Desde ahí para arriba, tres kilómetros y medio en carretilla, tirando de cuerdas por delante y empujando desde atrás. Tan cansados o más que en un ultra trail por montaña, los Pies Negros afrontaron el sprint final en grupos de seis dándose relevos, para pasarlo por un estrecho cortado, que conducía a su privilegiado asentamiento".

Me ha recordado esta aventura aquella otra de abril de 2016 –que pueden leer en este mismo blog- y que promovido por mi amigo AA @ el Sherpa, al que estas emociones le privan, consistió en alcanzar la cumbre de Sierra Bermeja siguiendo el trazado de las torretas del tendido eléctrico que suben hasta la misma. Pa habernos matao.

Mi nieta Lucía, doce años, al ver alguna de las fotos que les acompaño y en un arranque de sinceridad adolescente, exclamó: A cualquier hora me voy a poner yo a subir cuestas para llegar al espantajo ese.

Es una opinión, claro. Mis fieles lectores, mis queridos amigos, advertidos quedan.

Estas cosas… prefiero que me las cuenten. Como yo a ti ahora.


1. La entrada al Purgatorio


2. Dos, mejor que uno.


3. Cuestas


4. ... más cuestas


5. ... y más cuestas



6/7.  Siguiendo el rastro


8. Y por fín...


9... el Tótem de los Pies Negros (es el de enmedio)


10. Lo mejor de estas peripecias es que siempre suelen acabar de la misma forma, en la mesa de un bar y con unas cervezas fresquitas... muy fresquitas... para comentar la jugada.


3/9/22

Marta Pérez

Deberán conocer los cuatro seguidores de este blog, y mis nietos cuando lleguen a edad de analizar, que el Maestro Vidriero fue un amante de la tauromaquia. Sin estridencias, dispuesto a cambiar algunas cosas tras consensuarlas, pero taurino al fin y al cabo. Y es de la Fiesta de lo que toca hablar en este cristalito.


Llamarse Manuel, y apellidarse Diosleguarde, son señas identitarias que apuntan al milagro si figuran en el DNI de un torero.

Cuando en la tarde del domingo 28 de agosto el ya citado quedó prendido por el muslo en un pitón del astifino de Cebada Gago, todos en la plaza de Cuellar (Segovia) advirtieron al momento la gravedad de la cornada pues la pierna de Diosleguarde, rotas la safena y femoral, era una fuente de sangre. 

El percance se produjo cuando el diestro ejercitaba la suerte suprema, mitad con el estoque mitad con el corazón.Las dos orejas del morlaco le fueron llevadas a la enfermería donde ya no estaba en posición de recibirlas.

Por suerte para él, en la enfermería de la plaza de toros de Cuellar ejercía su magisterio la cirujana Marta Pérez, a la que sin duda el torero le debe, literalmente, la vida.

Tenemos en España una pléyade gloriosa de cirujanos taurinos, los ángeles de la guarda –estos sí-, muchos de ellos tan famosos como los propios toreros, pero creo que la doctora Pérez es la primera mujer –corríjanme si me equivoco- que salta a la primera plana de los medios de comunicación especializados en tauromaquia.

Personalmente pienso –ténganme indulgencia si no piensan lo mismo- que un cirujano taurino no llegará a la excelencia si no es aficionado a los toros. La cirugía taurina es una cirugía de guerra y hay que tenerlos muy bien puestos para atender con la necesaria sangre fría y lucidez mental “los problemas” que les pongan sobre el quirófano de la enfermería. 

Me consta que la doctora Marta Pérez lo es; aficionada, digo. Y lo es porque ha descrito que la cornada que sufrió Diosleguarde era similar a la que mató a Manolete. Es evidente que tiene bien estudiada la materia. 

La vida se va en lo que se vacía una garrafa; ha dicho después la doctora.

La doctora Pérez si que tiene, más que merecido, las orejas, el rabo y los emolumentos de cualquier torero puntero del escalafón. De hecho, y como la fiesta sigue… al día siguiente y en la misma plaza, el equipo de la doctora Peréz recibió una sentida y merecida ovación que ellos –obligados- recogieron en el centro del ruedo.



-Real Maestranza de Ronda (Málaga).


2/9/22

Cincuenta años.

Tal día como hoy, 2 de septiembre de 1.972, cruzaba las puertas de esa Academia un chaval con 19 años, las ideas bastante claras y el único equipaje de una maleta con pocas prendas pero un sinfín de sueños por cumplir. Hoy hace cincuenta años. 

Vigor, firmeza y constancia, 
Valor en pos de la gloria… 

... aprendí allí. 

Hubo de todo, como en botica. Los malos ratos casi los he olvidado, los buenos me acompañaran siempre. 

Doy gracias a la vida por haber permitido completara la travesía; otros compañeros no tuvieron tanta suerte. También a los que estuvieron cerca de mí y la hicieron posible, empujando todos en la misma dirección. 

Cuarenta y cinco años, 4 meses y 29 días después, por imperativos de la edad, me vi obligado a dar un paso al lado… pero no por eso arrié mi bandera o me bajé del barco. Ella... la bandera, digo, y un uniforme color verde oliva me acompañarán hasta el fín de los días. Esto, como el sacerdocio, per sécula seculórum. 

Y sabes qué? Cincuenta años no es nada.










Vestido de bonito y preparado para salir. Seguro que era domingo o fiesta de guardar.

22/8/22

la radio... la vieja radio

 

Leía el otro día, a un compañero en esto de la escribanía, hablar sobre la radio... la vieja radio... 

Y se me vino al campanario que uno siempre ha sido más de radio que de tele… por variadas razones entre las que destaca que la puedes disfrutar sin que te invada por completo. La disfrutas, pero no te ahoga.

El caso es que se me fue la cabeza muchos años atrás, cuando la radio era la reina de la corona porque la tele aún no había aparecido en nuestras vidas. Ya sabemos que pasó cuando lo hizo.

Y los recuerdos me llevaron a la estación de Setenil, donde mi abuelo era el sobrestante y donde su hogar estaba presidido por un voluminoso aparato de radio que, dado que allí no había electricidad, se alimentaba con una batería y un curioso aparatito intermedio que todos conocíamos como el voltímetro.

Recuerdo como cada día, a las dos de la tarde, mi abuelo sintonizaba el aparato para escuchar –mientras comíamos- el parte, que entraba en nuestras vidas con su habitual sintonía. El parte no sólo se oía con atención sino con devoción. La audición del parte era tan sagrada, o más, que acudir a misa los domingos. Veo, como si fuera ayer, como recogidos los platos de la comida del mediodía, mi abuela y el personal del servicio se reunían en torno a la radio para escuchar la novela. Y por la noche, puntuales y sin faltar nunca a la cita, oíamos Matilde, Perico y Periquín.

Los nombres de Matilde Conesa, Pedro Pablo Ayuso, Matilde Vilariño o Guillermo Sautier Casaseca me eran tan familiar como los de mi propia familia.

Amaba de la radio hasta la publicidad. Se acuerdan de aquella canción del negrito del África Tropical…



Hoy, desgraciadamente, la radio se ha degradado hasta tal punto que es la saturación de publicidad la que nos hace apagar el receptor. La política también ha tenido que ver algo en eso. Todo se inició cuando aquellos enormes receptores empezaron a ser sustituidos por los transistores y estos por las radios digitales. Una vez más, para mal, la Modernidad.

Y qué contarles de los discos dedicados: Para Marcelita, en su cumpleaños, de su novio que hace la mili en Montejaque y se acuerda mucho de ella.

Tampoco se me cae de la memoria el nombre de Inmaculada Jabato, una andaluza que habla en andaluz y me recibía cada vez que, ya en mi madurez y borracho de morriña, cruzaba Despeñaperros abajo.

Aún guardo en mi trastero un vetusto receptor de aquellos tiempos, si bien –en mala hora- un día sufrió que le retirara las tripas. Iban con lámparas. Se acuerdan de que iban con lámparas?

Definitivamente… debo bajar a rescatarlo. Será como rescatarme a mí mismo.




 

 


10/7/22

así que pasen otros veinticinco años.

 

El día 12 de este mes se cumplen 25 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco. No es un aniversario cualquiera. Es el recordatorio del horror sobre el horror. El aniversario del día de la sevicia y el sadismo. De la ignominia.

Aún recuerdo el pellizco en el estómago, el dolor, la impotencia… y la rabia. Sobremanera, la rabia. Veinticinco años no han bastado para mitigar esas sensaciones. Veinticinco siglos tampoco bastarían.

Y aún nos duele más cuando vemos que este gobierno legítimo y sin embargo podrido hasta el hedor, va de la mano de aquellos que lo asesinaron. Disparan, otra vez, sobre la nuca del chaval de Ermua.

Ignacio Camacho, lo describe muy bien en un editorial del ABC. Así que pasen otros 25 años, lo titula. Como yo no podría hacerlo mejor, seré breve.

Pero no me sale de las tripas dejarlo pasar sin más, sin dar la cara, sin recordar que yo fui de los que se pintó las manos de blanco. Que siguen pintadas todavía.

Y puedo jurar sobre su memoria, tan histórica como la de esos malnacidos, que nunca le olvidaremos. Ni nosotros, ni nuestros hijos, ni los hijos de nuestros hijos.








6/7/22

el incidente

 Me llamó por teléfono mi amigo el Sherpa.

-Oye, Juanito, que resulta que tengo una cita tenística para el martes, pero me ha surgido un compromiso y tengo que acompañar a una cita médica a mi padre. Te importaría a ti, ya que estás por aquí, sustituirme en la pista? Así no dejo tirado a mi contrincante y tú te quitas óxido.

-Eso está hecho, colega.

-Pues el martes a las diez, en el club de tenis de Estepona, tu rival se llama JM y es de tu nivel… más o menos.


Y el martes a las diez, vestido para la ocasión y con las armas en la mano, estaba el tío en el club de tenis. Llegó JM –Jota a partir de ahora-, nos dimos a conocer y nos presentamos. Jota era más o menos de mi edad y tipo, pero sin barriga. Pista 4; y sin más problemas pasamos al calentamiento.

En la segunda bola del calentamiento que golpeaba Jota resbaló en la arcilla recién regada y se pegó una costalada del copón. Pero lo peor es que no se levantaba.

Corrí al otro lado de la pista, donde Jota permanecía tendido.



-Creo que me he roto algo, dijo. No puedo mover la pierna izquierda.

-Tranquilo Jota, ahora mismo pido ayuda.

Corrí hacia la casa social del Club, conté brevemente lo sucedido y pedí que solicitaran una ambulancia, tras lo cual volví acelerado a la pista.

Jota permanecía caído sobre la arcilla de la pista, relativamente tranquilo, pero decía que no podía mover la pierna izquierda y que el pie lo tenía dormido. Una compañera de club acudió para contarnos que la ambulancia ya llegaba y hacernos compañía. Reparé, cómo no, en el color y la longitud de su falda de tenis. Vuelto al mundo, coloqué mi cuerpo junto a Jota, de forma que el sol… que ya empezaba a calentar… no le diera en la cabeza.

-el resbalón maldito; la zapatilla azul es mía, la blanca la de Jota, que permanece espanzurrao en la arcilla.

Y la ambulancia tardó en llegar más de media hora. Y sólo venía en ella un técnico sanitario. Nos llevamos las manos a la cabeza y él nos dijo, resignado, que así estaban las cosas. Hay sólo dos ambulancias medicalizadas para las poblaciones de Estepona, Casares y Manilva. Tela marinera. Traducido a román paladino; que si tienes algo de morirte te vas a morir y nadie lo va a remediar.

El mono-sanitario tras interesarse por el estado de Jota, y sin mucha idea de lo que allí estaba pasando, optó por lo común. Volvió a la ambulancia, se trajo la camilla y con la ayuda de nosotros pusimos a Jota sobre ella; al moverlo puso el grito en el cielo.


Una vez la camilla sujeta a la ambulancia coloqué su bolsa de tenis junto a Jota, le di ánimos como pude, y la ambulancia partió hacia el hospital comarcal de la Costa del Sol.

Cuando la ambulancia abandonó el recinto el director del Club de Tenis pretendió buscarme otro rival. Ya eran más de las once de la mañana y el sol apretaba de cojones.

-Sabes que te digo, F?  Que hoy ya se me han pasado las ganas de tenis; me voy a casa.


En el camino de vuelta llamé al Sherpa para contarle lo sucedido. Al fin y al cabo es su amigo. Le dije que se interesara por el estado de Jota y que me informara.

Me volvió a llamar cuando ya el sol se ponía:

-Juanito, he podido contactar con los familiares de Jota. En principio tiene el fémur roto, pero además no le pueden operar por ahora porque tiene de antiguo una complicación cardiaca y tienen que esperar unos días.

Y en esas estamos… dejaremos pasar unos días… y ya volveré a contarles en que queda esta catastrófica historia que nos enseña que, también el tenis, es un deporte de riesgo.

Otrosí:

Han operado a Jota en el hospital comarcal de la Costa del Sol. Las noticias que me llegan es que se ha resuelto lo de la fractura y que ahora toca recuperarse y rehabilitación. Que la cosa se alargará. Los médicos, siempre "optimistas", le han dicho que se vaya olvidando del tenis. Yo prefiero pensar que, de aquí a un año, podremos jugar el partido que tenemos pendiente. 

Pero si eso no fuera posible, también estará bien compartir una cerveza en la terraza del Club de Tenis de Estepona. Cuando una puerta se cierra, otra se abre.

 

30/5/22

la piel del oso

Desde hace días venía con ganas de escribir sobre el tema. Pero he preferido dejarlo ir pasando hasta que el drama, fuera el que fuera, se consumara. Ya se ha consumado.

Tendría que empezar diciendo, para que sepan con qué cartas jugamos, que  futbolísticamente hablando, a mí Almería me la refanflinfa. A un apátrida como yo las raíces futboleras no le venían en el lote del empadronamiento. Cuando elegí Almería para pasar el resto de mis días, no venía incluida la pasión futbolera por el equipo de la ciudad. Ese lugar ya estaba ocupado por el blanco del Madrid, que es el equipo de corazón de la mayoría de los que no tienen raíces.

El caso es que la UD Almería lleva unos años persiguiendo el sueño de ascender, otra vez, a primera división. Mi amigo Enrique dice que eso es “engordar para morir” y estoy bastante de acuerdo con ello. Es un sueño, sí, pero un sueño sin futuro… ya lo conocemos de otras veces.

Faltaban dos semanas para terminar la Liga en segunda división. Dos partidos. Al Almería, para ascender, le bastaba con ganar el primero de ellos. En casa, contra el Alcorcón, último de la tabla y ya descendido, con un entrenador almeriense... para más señas; sin nada pues que jugarse.

Salvo el honor, claro. La honrilla… ya saben. El respeto... conocen del respeto?

Y Almería, desde las instituciones, pasando por el pueblo y finalmente el equipo, se vino arriba. Se declararon de primera antes de serlo. Vendieron la piel de oso antes de cazarlo. Y el resbalón fue de época. No me dolió lo más mínimo; les estuvo bien empleado… por osados y bocachanclas.

La ciudad entera se llenó del acta notarial que se autodeclaraba de primera. Lo documento, claro.

 



Esas demostraciones no hubieran estado mal… a toro pasado.

Pero el Almería no fue capaz de ganarle al Alcorcón. Olvidaron aquello del “alcorconazo”; nadie escarmienta en cabeza ajena. Y quedaron con el culo al aire y la sonrisa descompuesta.

Quedaba una última bala; ganarle en la última jornada al Leganés, otro equipo que tampoco se jugaba nada.

El Almería, un flan en las postrimerías de la competición, tampoco fue capaz. Los noventa minutos terminaron con un empate… in extremis.

Por qué el Almería ascendió entonces a Primera División? Pues ascendió porque el Alcorcón volvió a hacer de las suyas y recetó al Eibar, otro de los equipos en disputa, un nuevo alcorconazo. En el tiempo añadido, el mismo jugador que marcó al Almería, les clavó el gol que les echaba fuera de los dos primeros puestos que aseguraban el ascenso automático. Ver para creer.

Le valió a la UD los méritos que hicieron a lo largo de la competición y la aparición de la Virgen –esta vez vestida de amarillo- en la última jornada.

A mí modo de ver, es una opinión, sólo el Valladolid –el otro equipo que asciende- cumplió con lo que se esperaba de él en las dos últimas jornada de la competición. Que no era otra cosa que ganar… y sin echar el pico a pasear.

Esta anécdota, con moraleja, trasciende del ámbito del fútbol. La podemos aplicar a otros asuntos de la vida.

Quien quiera anotar, que anote.

 

13/3/22

moteros

Cuando estes triste recuerda que tienes una moto; es casi suficiente para ser feliz.

Hay dos tipos de motoristas; los que se han caido y los que se van a caer.

Banda sonora muy apropiada para este cristalito;


Ayer
 Katalina y yo nos fuimos de concentración motera. Era la primera vez y fue casi sin pensarlo, sobre la marcha, a golpe de acelerador.

La cosa fue en la muy laboriosa y noble ciudad de Benahadux, y organizaba el evento… muy bien por cierto… el motoclub Andarinex.


Nunca habíamos visto tanta moto junta. Ni tanta variedad. Aquello parecía una edición de la Pingüinos vallisoletana.

La organización tenía previsto todo lo que de un evento de esta categoría se espera; cómoda zona de estacionamiento para las máquinas, área para las virguerías moteras y quemar rueda, zona de stands comerciales donde adquirir un recuerdo del evento y una gran carpa cubierta donde disfrutar de la cerveza –con y sin alcohol-, las tapas propias de la tierra y un escenario donde algunos grupos locales y otros no tanto –Danza Invisible- ponían la banda sonora con el rock que requiere este tipo de encuentros.

Katalina dio la talla. Posee la suficiente elegancia, fuerza y abolengo como para no defraudar en cualquier tipo de acto social. Muy a pesar de que el malaje de mi amigo el Séneca la tilde de licuadora. Incluso recibió alguna mirada lasciva.


En este tipo de encuentros, siempre hay momento para volver a saludar a viejos amigos. Es uno de sus leit motiv…

Podría seguir con la prosa, pero es casi mejor que me acompañen y se asomen con nosotros a través del objetivo de Nikita… que también nos acompañó.

Porque, desde luego, no regresamos a casa sin una estupenda colección de fotografías. Siempre es tiempo de ejercitar los ojos.


En cuestión de motos es necesario que todo vaya muy ajustado.

 

En la diversidad está el gusto.

 

Ellos pusieron la nota simpática y de color.

 

… y gente de todas las edades.


Las motos ya no son lo que eran; los moteros tampoco. Uno, sin embargo, siempre será el mismo.

 

Hasta el año que viene, colegas.

 


5/3/22

a piola¡

 

En mi pueblo jugábamos a piola. No teníamos consolas, ni tablets, ni móvil, ni puñetera falta que nos hacía. Pero teníamos amigos y teníamos la calle, que supera cualquier pasatiempo que la modernidad estuviera por traernos. Así que jugábamos a piola, al churro va, al pañuelo o al fútbol total.

Lo del jersey de ganchillo ha sido idea de una vecina del pueblo y no era cosa de darle un disgusto a la mujer.




3/3/22

¡Que vienen los rusos!

 

Siempre me engaña. La verdad es que sólo la primera vez fue culpa suya; las demás puse tanto de mi parte como él, así que las anoto en mi haber.

Les estoy hablando de mi amigo el Sherpa. Esta mañana habíamos quedado para ciclear la Senda Litoral, un placer para los sentidos. Quince kilómetros a pie de playa entre Estepona y San Pedro de Alcántara. Con los quince de vuelta suman treinta, que si no te sales del guion vale para desentumecer las piernas, ajustar el culo y airear los pulmones.


A mi amigo, sin embargo, tan cómodo trazado le pareció poco. Y sugirió la vuelta “por el interior”, donde una cresta se encadena con otra –a veces de la categoría que te cagas- en constantes picos de sierra que terminan dejándote hecho trizas. Y como les cuento, volvió a suceder.

Otro día haré un capítulo aparte para hablarles de la urbanización Azata Velerín, practicamente terminada y seguidamente abandonada. El espectro de sus vacios apartamentos, con los huecos ventanales como calaveras al sol, constituye un tema para el Cuarto Milenio.

Pero hoy no quiero dejar pasar que en uno de los recovecos de la ruta, allá por donde se sube al Selwo, me encontré con esto. Los rusos están construyendo una iglesia ortodoxa con la magnificencia con que sólo pueden hacerlo ellos, y con los dineros que tienen metidos en esta parte de la Costa del Sol.

Está a punto de inaugurarse pero aún no lo ha hecho. Eso sí, ya han aparecido cosidas a su fachada varias banderas ucranianas con el slogan de No a la Guerra.

Y mientras una parte de los rusos reza para que los negocios les sigan yendo viento en popa, la otra mata ucranios con la excusa de que Dios así lo ha querido.






Nota al margen:

Mi respetos a todos los rusos, que los hay, que se han desmarcado de la locura esa de la guerra.

24/2/22

Hoy es un día aciago...

 ... para la humanidad. NO A LAS GUERRAS.




10/2/22

la vida... ahora

Lo de esta mañana si que merece una charla de café, un cristalito en La Vidriera o una esquela en La Voz de Almería. La vida a golpe de pedal.

Pues resulta que iba uno cicleando con Julieta por su ruta más habitual, que no es sino el camino por la costa desde Almería al Cabo; un placer para los sentidos y un sosiego para el alma.

Y al hacerlo entre el varadero del Alquián y Retamar primero encontramos el rebaño… como lo hemos visto otras veces… un ciento de cabras conducidas por un sólo pastor y dos o tres perros, profesionales en ambos casos.


Pero es que tras el rastro que dejaba el rebaño, a algo menos de un kilómetro, la encontramos a ella. Y ella acaba de parir un par de cabritillos a los que no cesaba de dar lametones para que salieran guapos en la foto.


El cabrero se había limitado a dejarla amarrada a un poste, con sus crías al lado. Supongo que para que luego fueran recogidos por alguien.

Otro ciclista, tan asombrado como yo, se detuvo a mi lado y estuvimos un buen rato comentado la jugada. No todos los días se observa un espectáculo parecido; al menos no lo observamos los urbanitas como nosotros.

La vida se abre paso en cualquier momento y circunstancia, y ya que fuimos testigos de excepción, no era el caso no traerlo a este lugar.