La Vidriera del Mairena


-Dios tolera lo intolerable; es irresponsable e inconsecuente.
No es un caballero.
(Don Jaime de Astarloa. El maestro de esgrima.)

-Escribir es meterse en charcos.
(Juan de Mairena.- Maestro Vidriero).


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3/9/22

Marta Pérez

Deberán conocer los cuatro seguidores de este blog, y mis nietos cuando lleguen a edad de analizar, que el Maestro Vidriero fue un amante de la tauromaquia. Sin estridencias, dispuesto a cambiar algunas cosas tras consensuarlas, pero taurino al fin y al cabo. Y es de la Fiesta de lo que toca hablar en este cristalito.


Llamarse Manuel, y apellidarse Diosleguarde, son señas identitarias que apuntan al milagro si figuran en el DNI de un torero.

Cuando en la tarde del domingo 28 de agosto el ya citado quedó prendido por el muslo en un pitón del astifino de Cebada Gago, todos en la plaza de Cuellar (Segovia) advirtieron al momento la gravedad de la cornada pues la pierna de Diosleguarde, rotas la safena y femoral, era una fuente de sangre. 

El percance se produjo cuando el diestro ejercitaba la suerte suprema, mitad con el estoque mitad con el corazón.Las dos orejas del morlaco le fueron llevadas a la enfermería donde ya no estaba en posición de recibirlas.

Por suerte para él, en la enfermería de la plaza de toros de Cuellar ejercía su magisterio la cirujana Marta Pérez, a la que sin duda el torero le debe, literalmente, la vida.

Tenemos en España una pléyade gloriosa de cirujanos taurinos, los ángeles de la guarda –estos sí-, muchos de ellos tan famosos como los propios toreros, pero creo que la doctora Pérez es la primera mujer –corríjanme si me equivoco- que salta a la primera plana de los medios de comunicación especializados en tauromaquia.

Personalmente pienso –ténganme indulgencia si no piensan lo mismo- que un cirujano taurino no llegará a la excelencia si no es aficionado a los toros. La cirugía taurina es una cirugía de guerra y hay que tenerlos muy bien puestos para atender con la necesaria sangre fría y lucidez mental “los problemas” que les pongan sobre el quirófano de la enfermería. 

Me consta que la doctora Marta Pérez lo es; aficionada, digo. Y lo es porque ha descrito que la cornada que sufrió Diosleguarde era similar a la que mató a Manolete. Es evidente que tiene bien estudiada la materia. 

La vida se va en lo que se vacía una garrafa; ha dicho después la doctora.

La doctora Pérez si que tiene, más que merecido, las orejas, el rabo y los emolumentos de cualquier torero puntero del escalafón. De hecho, y como la fiesta sigue… al día siguiente y en la misma plaza, el equipo de la doctora Peréz recibió una sentida y merecida ovación que ellos –obligados- recogieron en el centro del ruedo.



-Real Maestranza de Ronda (Málaga).


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