bsma -banda sonora muy apropiada-
Todos conocen, y casi nadie recuerda, que mi nombre es Juan Bosco.
El señor Vélez y doña Mariana, en un alarde de originalidad, no tuvieron otra ocurrencia que bautizarme con el santo del día en que aterricé en este valle de lágrimas. Toda la vida he dado gracias a Dios por no haberlo hecho el día de san Canuto.
Además, rizando el rizo de lo ingenioso, en lo sucesivo, ni me llamaron Juan ni Bosco, ni las dos cosas juntas, con lo que el invento quedó, a fe mía, muy llamativo. Siempre he querido pensar que no fue mala intención sino desvaríos propios de la posguerra.
Uno mismo fue ignorante de su identidad hasta que, ya en la pubertad, al pasar lista el jefe de estudios del instituto en que ingresé, le oyó desgañitarse llamando a un vaina que al parecer era yo, entre el regocijo y alboroto de sus compañeros de clase.
En todos estos años he llegado a la conclusión que es inapropiado llamarse Juan Bosco. Y digo esto porque aquel día, enfrentado con mi propia realidad, el mundo para mí se dividió en dos partes; los que me llamaron Juanito y los que me llamaron Bosco. El maridaje, a lo que se ve, se antojaba imposible.
Les decía que casi nadie lo recordaba. En consecuencia, todos los años el mismo ritual. Llegado el 24 de junio, San Juan Bautista, he de explicar a propios y extraños, una y otra vez, que no tienen porque felicitarme. Que mi santo, y mi cumpleaños, es el 31 de enero y que les esperaré con gusto para el próximo.
El caso es que la cosa cansa; y suena a cacofonía. Y cansa cada año más. Cansa hasta el punto que estoy en un tris de claudicar y aceptar que la gente me llame -y felicite- cuando y como le dé la real gana. Total, y como dicen en el pueblo, nunca fue mal año por mucho trigo y es vesania despreciar un beso.
Este año no varió el guión. A título de ejemplo, pasadas las doce de la noche -hora muy apropiada por cierto dados mis hábitos- mi amiga P.G. me envió un GuasaS.
-Desde el culo del mundo, felicidades por tu santo. Te sigo en el internete. Te quiero. Una incondicional.
Mi respuesta:
-Otra vez, P? Otra vez?
-Ayyyy, estoy hecha un lío con tu cumple, con tu santo, ¿tú cómo coño te llamas? De cualquier manera, besitos. ... seguido de un sinfín de emoticonos festivos.
Y si estos son los allegados, qué dirán sus mercedes de los extraños.
Pues digan lo que digan, hay cosas que no varían por San Juan. Bajar a la playa, mojarse en el mar, pedir un deseo, espantar los demonios y convocar a las hadas, que luego será... lo que tenga que ser.
El de este año, cosa muy impropia, vino pasado por agua, lo que no evitó que la playa se vistiera de fiesta, ardieran las hogueras y lucieran los fuegos de artificio. Como novedad, el multitudinario uso de las antorchas voladoras, transmisoras, puerta a puerta, de las más anheladas peticiones.
Para el año que viene, la misma historia.
O no.
La Vidriera del Mairena
25/6/14
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1 comentario:
Jajaja, que gracia! menos mal que no se me ocurrió de felicitarte!
Salu2
Dorita
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