Me llamó por teléfono mi amigo el Sherpa.
-Oye, Juanito, que resulta que tengo una cita tenística para
el martes, pero me ha surgido un compromiso y tengo que acompañar a una cita
médica a mi padre. Te importaría a ti, ya que estás por aquí, sustituirme en la
pista? Así no dejo tirado a mi contrincante y tú te quitas óxido.
-Eso está hecho, colega.
-Pues el martes a las diez, en el club de tenis de Estepona,
tu rival se llama JM y es de tu nivel… más o menos.
Y el martes a las diez, vestido para la ocasión y con las armas en la mano, estaba el tío en el club de tenis. Llegó JM –Jota a partir de ahora-, nos dimos a conocer y nos presentamos. Jota era más o menos de mi edad y tipo, pero sin barriga. Pista 4; y sin más problemas pasamos al calentamiento.
En la segunda bola del calentamiento que golpeaba Jota
resbaló en la arcilla recién regada y se pegó una costalada del copón. Pero lo
peor es que no se levantaba.
Corrí al otro lado de la pista, donde Jota permanecía
tendido.
-Creo que me he roto algo, dijo. No puedo mover la pierna
izquierda.
-Tranquilo Jota, ahora mismo pido ayuda.
Corrí hacia la casa social del Club, conté brevemente lo sucedido y pedí que solicitaran una ambulancia, tras lo cual volví acelerado a la pista.
Jota permanecía caído sobre la arcilla de la pista,
relativamente tranquilo, pero decía que no podía mover la pierna izquierda y
que el pie lo tenía dormido. Una compañera de club acudió para contarnos que la
ambulancia ya llegaba y hacernos compañía. Reparé, cómo no, en el color y la
longitud de su falda de tenis. Vuelto al mundo, coloqué mi cuerpo junto a Jota,
de forma que el sol… que ya empezaba a calentar… no le diera en la cabeza.
-el resbalón maldito; la zapatilla azul es mía, la blanca la de Jota, que permanece espanzurrao en la arcilla.
Y la ambulancia tardó en llegar más de media hora. Y sólo
venía en ella un técnico sanitario. Nos llevamos las manos a la cabeza y él nos
dijo, resignado, que así estaban las cosas. Hay sólo dos ambulancias
medicalizadas para las poblaciones de Estepona, Casares y Manilva. Tela
marinera. Traducido a román paladino; que si tienes algo de morirte te vas a
morir y nadie lo va a remediar.
El mono-sanitario tras interesarse por el estado de Jota, y
sin mucha idea de lo que allí estaba pasando, optó por lo común. Volvió a la
ambulancia, se trajo la camilla y con la ayuda de nosotros pusimos a Jota sobre
ella; al moverlo puso el grito en el cielo.
Una vez la camilla sujeta a la ambulancia coloqué su bolsa de tenis junto a Jota, le di ánimos como pude, y la ambulancia partió hacia el hospital comarcal de la Costa del Sol.
Cuando la ambulancia abandonó el recinto el director del
Club de Tenis pretendió buscarme otro rival. Ya eran más de las once de la
mañana y el sol apretaba de cojones.
-Sabes que te digo, F?
Que hoy ya se me han pasado las ganas de tenis; me voy a casa.
En el camino de vuelta llamé al Sherpa para contarle lo sucedido. Al fin y al cabo es su amigo. Le dije que se interesara por el estado de Jota y que me informara.
Me volvió a llamar cuando ya el sol se ponía:
-Juanito, he podido contactar con los familiares de Jota. En
principio tiene el fémur roto, pero además no le pueden operar por ahora porque
tiene de antiguo una complicación cardiaca y tienen que esperar unos días.
Y en esas estamos… dejaremos pasar unos días… y ya volveré a
contarles en que queda esta catastrófica historia que nos enseña que, también
el tenis, es un deporte de riesgo.
2 comentarios:
Buenas,Juan,es increible o creible no lo se , como te cambia la vida en un segundo.
Tantos y tantos martes y años jugando, con el que la verdad se me hace extraño al plantear la semana para jugar y saber que pasara mucho tiempo o ya no sera posible repetir esas vivencias
de jugar a tenis y charlas de la vida, que pena y mala suerte, que todo lo bueno tenga un final, ojala me equivoque y mas pronto que tarde estemos JM y un servidor cantando los puntos
de tantos y tantos tie-break que hemos jugado juntos.
Y en realidad, tu tambien te llevaste un mal cuerpo de todo este percance tan desagradable, por una casualidad del destino, ya que ese partido era mio
Un abrazo fuerte amigo
El destino es imprevisible, amigo.
Es por eso que debemos apreciar en lo que valen los buenos ratos que vamos viviendo.
Ojalá Jota se recupere de la mejor forma posible... y nosotros lo veamos.
Un abrazo.
Publicar un comentario