La Vidriera del Mairena


-Dios tolera lo intolerable; es irresponsable e inconsecuente.
No es un caballero.
(Don Jaime de Astarloa. El maestro de esgrima.)

-Escribir es meterse en charcos.
(Juan de Mairena.- Maestro Vidriero).


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6/11/17

el Infierno

No, no es de ese Infierno del que les voy a hablar; es de otro Infierno.

El pasado viernes, a la hora del vermut… como no podía ser de otra manera, entregó la manguera, el rodillo de alisar, las llaves de su amotillo y las herramientas del huerto, mi querido Juan Sánchez Gázquez (a) el Infierno.
Nunca más oiremos su vozarrón sobre las pistas de tenis del Indalo. Nunca más le oiré chancearse de mis adversarios –y de mí mismo- mientras nos gritaba a voces:
-Vergüenza os tenía que dar, no poder ganarle a un viejo.

Nunca más la lotería de navidad que nos guardaba el tiempo que hiciera falta.
Nunca más la copa de vino, las habas, la panceta de barbacoa, las bromas y las risas.
Ya no volverá a molestarnos pasando la cortadora de césped justo cuando el partido se ponía cuesta arriba; o cuando arrancaba la moto para andar 20 metros al tiempo que tú cometías una doble falta. Ahora, Infierno, sabes que daría no ese, sino todos los partidos por perdidos con tal de que nos volvieras a incordiar con tus cosas, tus bromas, tus comentarios y tus ruidos a destiempo.
Se fue el Infierno, y otra vez se visten de negro las pistas de nuestro Club.

¿Quién se ocupará ahora de arreglar con mimo la arcilla de las pistas?
¿Quién faenará en tu huerto? … probablemente el único huerto tenístico del país.
¿Quién cuidará tus perros y tus gatos? Canela y el Espeluznao ya te echan de menos.

Seguramente encontrarán a otro, Infierno; que dicen por ahí que nadie es imprescindible. Debe ser verdad, como también lo es que hay gente más prescindible que otra. Te has ido tú, y nos vamos un poco todos. Y más que todos, el viejo Indalo, que no está ya para aguantar muchas cornadas.

Donde quiera que estés, ve preparando la pista que ya nos iremos acercando. Pero hazlo sin prisa, con mimo, como lo hacías aquí. Tú, como he leído estos días, a tu aire. Así me da tiempo a recuperarme de la lesión del dedo.
Ya sabes, Infierno, que uno no es mucho de creer ni en Dios ni en sus embajadas; pero si es por ti… Padre Nuestro que estás en los cielos…

Y añado:
A nuestro amigo y compañero Infierno le llamaban así por el lugar donde nació y pasó buena parte de su niñez; la cortijada -que no el cortijo- Infierno, un lugar áspero y seco, donde sólo crece el esparto y la jara, hoy felizmente derruido y que se encuentra ubicado dentro de los confines de la zona de prácticas de la base militar de la legión en Viator.

Descansa en paz, amigo.

17nov-204*

20/10/17

Fígaro

No tengo memoria de haberles contado que estoy buscando peluquero.
Es así; el mío, el titular, se jubiló dejándome en el más absoluto desamparo capilar.

Debe ser un pelucas de los de toda la vida, tradicional… que uno es un antiguo, con local en los que se hable de fútbol, toros y mujeres –a ser posible malas-. Con una jaula con canario y un poster de la Duodécima.

No soy de estilismo complicado, más bien de Teniente O’Neil cuando se preparaba para ingresar en los Seal. Pero no dejas tu cabeza en manos de cualquiera; ni la de arriba, ni la de abajo. Es por eso que ando un poco confuso y desnortao.

Acudí primero a una de mi barrio, clásica, de las de manual. Pero el fígaro se pasó de listo y me cobró por encima del precio de mercado. Lo hubiera pasado si el precio llevara incluido masajito, mimos, o hubiera cantado algo; pero no hubo nada de ello. Tachado de la lista.

Ayer acudí a otro. A este tampoco lo conocía, pero en el escaparate de su barbería lucía una bicicleta. Pensé –equivocadamente- que por corporativismo nos íbamos a llevar bien.

Cuando entre al local ocupaba el sillón de cliente una especie de gentleman como el que protagoniza el anuncio de la fragancia Solo, de Loewe, que ya tenía arreglada la… digamos… cresta. Ahora se ocupaba el maestro peluquero de la barba. El maestro peluquero resultó ser un chaval de veintipocos años, vestido como un rapero del Bronx, protegido con un delantal de herrero y tocado con una gorra de beisbol. En la peluquería, para más detalle y ponerles en situación, sonaba música hip-hop a todo trapo. Tenía una foto en el móvil en la que se le veía en plena faena, pero... la he perdido.

Aquello fue pa verlo. El peluquero trataba la barba del fulano como si estuviera podando un bonsái. Peine, tijera, máquina… peine, tijera, máquina… de cuando en cuando, el barbero hacía una foto con su móvil de la barba del cliente y se la enseñaba, para ver si estaba quedando a su gusto. Hasta con un cepillo de dientes, le alisaba la zona del bigote para mejorar los resultados. Joder, ni que estuviera esculpiendo el Discóbolo.

A la media hora –yo era el único cliente en espera- me levanté y me fui sin dar explicaciones. Creo que ni notaron mi ausencia, los muy capullos. Otro tachado de la lista. Tu Barbería, resultó NO ser mi barbería.

Como me urgía cortarme la cabellera –la poca cabellera que queda y se empecina en formar ricitos-, aún tuve tiempo de entrar en otro local de la misma calle. Delage Peluqueros, reza el cartelito. Delage son dos chavales por debajo de los treinta y tatuados hasta el culo. Uno de ellos se adorna la nariz con un aro. Quiero creer que no soy de prejuicios –lo soy- pero preferí que por turno me cogiera el otro. Si en la pelu de la bici la banda sonora era el hip-hop, aquí priva el tecno-pop. Por supuesto a todo volumen.

Ocho minutos treinta y dos segundos, tardó el maestro en acondicionarme los cuatro pelos que me quedan. Y quedé tan guapo y aparente como la Teniente O’Neil.
Pero tampoco es mi lugar. Sigo buscando peluquero.

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16/10/17

la Senda de Matagallar

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Fueron esta vez de la partida el Sherpa, el Vete y el Capitán Pedales; tres patas para un buen banco.

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Jubrique, punto de partida

Cuando tras cuatro horas y cuarto de triscar montes, subir trochas y bajar barranqueras, llegamos a la sombra y fresco de la Venta de San Juan, sentado ante el plato que les muestro, mi cuerpo entero estaba en las mismas condiciones que las ruinas que le siguen. Estamos por el caucel del Genal, en un rincón conocido por Arroyo Hondo.

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Y puedo asegurarles, sin temor a equivocarme, que engullimos los platos sin el menor remordimiento de conciencia. Por una vez, y sin que sirva de precedente, el colesterol –bueno o malo- pasó a ser algo intrascendente.

Inhabilitado para jugar al tenis por mor de una lesión en el dedo indice de la mano derecha, lesión ridícula y puñetera que lo mismo me retira, esta vez el Sherpa acordó llevarnos de excursión por la Senda de Matagallar. Nos acompañó nuestro amigo el Vete, siempre dispuesto a apuntarse a estas correrías.

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En la referida excursión, de unas cuatro horas aproximadamente de duración, se recorren doce kilómetros. Ello puede darles una idea de la orografía del terreno a patear.

... del Runtastic

En términos generales se trata de dejar el coche en Jubrique, tierra de bandoleros, y descender ya caminando hasta el lecho del río Monardillo. Superado el trámite, y si no te has despeñado, hay que subir los 596 metros de nada de la Sierra Paloma, tras lo cual daremos vista a Genalguacil.

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Una vez en sus calles se impone un alto en el camino, tanto para reponer fuerzas con un breve refrigerio, como para admirar –siquiera sea de pasada- las obras de arte que se agolpan en sus calles.

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Recuperado el aliento, hubimos de descender por el cauce del Panerón hasta el río Armachal, que nos llevará al Genal en el paraje conocido por Arroyo Hondo. Este descenso hará ridículo el anterior de Jubrique, que uno pensaba –hasta ahora- que era lo más de lo más.

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Ya en la Laguna de Pradollano, que incita al baño como el canto de las sirenas de Ulises, el camino se hace más liviano y cómodo. La chopera te ampara del sol abrasador y la Junta de Andalucía habilitó seguras pasarelas para ir salvando sin mayores problemas el cauce del río, ya en el horizonte la Venta de San Juan, término de nuestro viaje.

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Una vez en la Venta, derrengaos y extenuados, la cerveza fresquita entra por el gaznate como si fuera el agua del Genal.
Tras el postre, el digestivo y el café, sólo queda un pequeño problema; alguien nos tiene que subir hasta Jubrique para recuperar nuestro vehículo.

Ello queda en manos de la buena gente del lugar. Para nosotros no supuso impedimento y para el que quiera copiar la aventura supongo que tampoco lo será.

Este habrá sido, desde luego, el menor de los impedimentos que encontrarán en el camino.

Quede pues aquí constancia de la aventura, a mayor gloria de los tiempos en que pudimos hacerlo.
Otras vivencias de la Senda de Matagallar:

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Bien está, lo que bien acaba.

17/9/17

el Mayor

Se muere un Suboficial Mayor y se presenta a las puertas del Cielo. Sabido es que los Suboficiales Mayores, por su honestidad, siempre van al cielo.
San Pedro buscó en su archivo pero últimamente andaba un poco desorganizado –su vieja cajonera no funcionaba bien- y no lo encontró en el montón de papeles, así que le dijo:

-Lo lamento, no estás en listas...

De modo que el Mayor se fue a la puerta del Infierno. Allí le dieron albergue y alojamiento inmediatamente.

Poco tiempo pasó y el Mayor se cansó de padecer las miserias del Infierno y, para entretenerse, se puso a controlar a los cocineros, a los carceleros, hizo un programa de instrucción de verdugos y mantenimiento de calderas, así como el entrenamiento diario y la creación de varios reglamentos de régimen interior.

Con el paso del tiempo, ya tenían el Windows 10 pirateado, internet por cable con wifi –pirateada también-, control de personal de castigadores y castigados, cuarteleros y centinelas , monitoreado de la guardia principal, adquisición de combustibles y grasas para los calderos, redes de telecomunicaciones, programas de mantenimiento preventivo, sistemas de control diario del rancho, termostatos digitales, etc... y el Mayor se hizo de muy buena reputación en aquel lugar.

Un día Dios llamó al Diablo por teléfono y con tono de sospecha le preguntó:
-¿Y qué... cómo estás allá por el infierno?
- ¡Estamos de puta madre! –contestó Lucifer- tenemos el Windows 10 dominado, sistema de monitoreo por webcam y control del personal de castigadores y castigados, cuarteleros y centinelas reglamentados, ensayos de formación, equipos electrónicos, internet, cuadrante de servicios digital, turnos de vacaciones, etc.

Oye, apúntate mi dirección de e-mail, es: eldiablofeliz@infierno.com.......... Y esto no para, que no sé cuál será la próxima sorpresa del Mayor.

- ¿Qué?, ¡¿QUÉ?! ¿Tenéis un Mayor allí? Eso es un error, nunca debió haber llegado ahí un Mayor. Los Mayores siempre van al cielo, eso está escrito y resuelto ya.
¡Me lo mandas inmediatamente!

- ¡¡Por los cojones!! –los diablos puedes decir palabrotas- ¡Ni loco!. Me gusta tener un Suboficial Mayor en el catálogo de mi plantilla orgánica… y me voy a quedar con él eternamente'.

-Mándamelo o...... ¡¡TE DEMANDARÉ!!

Y el Diablo, escojonándose de la risa, con la vista nublada por las carcajadas le contestó:

-Ah, si? ¿De dónde vas a sacar un abogado, si están todos aquí?.

15/9/17

La importancia de llamarse Ernesto.

Alguien que creía saber de lo que hablaba me lo dijo una vez: El arte se cotiza por su valor como tal, su antigüedad, o la firma. Doña Concha hubiera dicho: Quien tiene padrino, se bautiza.

Para celebrar el 25 aniversario del Proyecto IMAGINA –un proyecto fotográfico- el CAF de Almería expone las obras de un sinfín de notables de la fotografía que pasaron por esta aventura para dejar su impronta personal. Allí están todas, muy bien ordenaditas, hablando cada una de su autor.
Junto a verdaderas genialidades –las menos-, se camufla la mediocridad y… entre esta, alguna que otra patochada.

Lo hemos hablado otras veces, me han intentado convencer, pero no puedo comulgar con las ruedas de ese molino. Lo que me parece malo, digo que es malo, lo firme Rompetechos o el Papa Francisco.

La primera cosa que se le puede pedir a una fotografía es que diga algo, que comunique, que tenga un mensaje. Se recogen algunas obras maestras. En general son fotos de tipos de la posguerra que nos hacen ver, descarnadamente, lo pobrecicos que éramos, lo simples, lo incultos. Se retrata la persona humana en el límite con la animalidad. Sobrecoge.

Junto a ellas otras sin mensaje, mal enfocadas, mal compuestas y mal tratadas. Eso sí, están en blanco y negro y las firma un pope de la fotografía. Los demás –se supone- a hacerles la ola.
Plossu, Abbas, Siquier, García Rodero, Falces, Catany, Burni, son algunos de los gurús que ocupan las paredes del CAF. Tiene su mérito; llegar ahí tiene su mérito.

La reflexión de hoy, que no deja de ser una opinión, es que no me avergüenza mostrar mi desapego de las afecciones culturales políticamente correctas establecidas. Me da igual que en el ángulo inferior derecho firme Dalí, Picasso, o la Macarena. Hasta Curro Romero tenía malas tardes… más bien muchas.

A ver porqué no va a poder pasar lo mismo en la fotografía, la pintura, la literatura o el punto de cruz.
Si firmas como Tal hasta las flores de plástico que pintes olerán. Si tu nombre es Ernesto, lo tienes crudo… primo.


artista de la calle

Un Ernesto cualquiera; su obra la colgaría en mi casa. No todos los consagrados –o algunas de sus obras- tendrían el mismo honor. 
Contemplo, desde luego, la posibilidad de que el equivocado sea yo.

11/9/17

Dos años y medio después; el Alacrán.

Buenos días, criaturitas.
Hoy va de naturaleza salvaje. Documentales de la 2.

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Hace justamente dos años y cinco meses, mi amigo el Sherpa y yo alcanzamos la cumbre del Puerto del Alacrán, allá por la Sierra Bermeja, en Estepona.
Lo pueden ver en el enlace,

http://vidri.blogspot.com.es/2015/04/aventuras-del-capitan-pedales-el-puerto.html

Dice el Sherpa que le prometí volver. No recuerdo esa promesa envenenada, pero todos tenemos momentos tontos y mi amigo es especialista en encontrarlos. Tan especialista es que uno, ciclista piltrafilla y de paseo marítimo, casi sin darse cuenta, se vio el pasado sábado echando el bofe en la pared que lleva desde el km. 10 de la MA-8301 hasta la entrada del camino de los Altabacales Altos, que conduce al ya mentado Puerto del Alacrán. Para resumirles, 923 metros sobre el nivel del mar y, de vecinas, las águilas.
Sería bueno que les dejara el enlace del Runtastic, por si creen que les exagero

https://www.runtastic.com/es/usuarios/c097bf84-ed65-326c-007d-2f7c20792d4d/sesiones-deportivas/59b3fbcadcd33ba0223d45a5

Mi amigo el Sherpa se siente hipermotivado con estas bacanales y cualquier tontería similar supone un reto que le hace feliz. Uno, lo saben, prefiere el ciclismo de playa y pamela. Si alguna vez hago estas cosas, con gusto bien es verdad, es precisamente por los amigos. Pero me arrepiento todo el rato.

Con todo, los paisajes que puedes disfrutar son únicos. La pinada –no creo que eso sea ni bueno- es tan espesa que los árboles se disputan el espacio. Cualquier recodo del camino, que a la vez sirve de cortafuegos, supone un grandioso balcón sobre el mediterráneo, con Estepona allá lejos acostada junto al mar y difuminada entre la neblina… que el día no estuvo muy despejado.

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Los castaños muestran sus frutos de modo casi lujurioso y no oirás más sonido que el soplar del viento entre los árboles y el batir de alas del cualquier águila sacada de su siesta.

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Anotaré en mi agenda que el 9 de septiembre del año del señor de 2017, con la mano derecha chunga –para más inri-, volvimos a plantar nuestros reales en el Alacrán y yo cumplí una promesa de la que no tenía ni idea.
Por cierto, el cartel indicador del puerto había sido arrancado por alguna de las máquinas que mantienen los cortafuegos y hubimos de rescatarlo a mitad de ladera para volver a colocarlo, maltrecho eso sí, en el lugar que le correspondía. Ya he dado cuenta a la autoridad incompetente.

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La aventura, como todas las nuestras, no podía terminar sino ante dos botellines de cerveza Victoria –malagueña y exquisita- y unas gambas a la plancha tan exquisitas como malagueñas. Todo ello en el Rincón de Paco, en el paseo marítimo de Estepona, mientras la vista se recrea en lo de siempre y Julieta y la Sarracena, allá, al fondo, comentan lo cerca que estuvimos del cielo.

A sus mercedes les dejo reportaje gráfico, para que este cristalito se les haga un poco más ameno.

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2/9/17

Jack, el infame, el traidor

Setenil de las Bodegas

La Virgen, así con mayúsculas, no me quiere ni en pintura. O eso, o que la Virgen, así con mayúsculas, no existe. No sé cuál de las dos hipótesis me puede doler menos.

Comencemos por el principio. Me toca, estos días, cuidar a mi madre. Mi hermano, que tiene el cielo ganado, se ha ido unos días de vacaciones, anda perdido con su novia –que envidia me da el jodío- por los bosques de Irati, y me toca sustituirle. Es de justicia.

Con todo, había dejado un paréntesis para disfrutar de las cosas del corazón.
Había planeado viajar con mi hijo, y mis nietos, y mostrarles -de primera mano- el prodigio de la naturaleza y el desquicie humano que representa el pueblito de Setenil de las Bodegas. Aconsejo a sus mercedes no morir sin visitar este lugar. Menos Praga –no lo digo por nadie- y más pueblos blancos… que diría doña Concha.
Luego extenderme unos kilómetros en el espacio para llegar al Santuario de la Virgen de los Remedios, otrora mi tótem protector, y presentarle a mis niños.

No fue posible. Perdidos en un recóndito recoveco de Setenil, Jack decidió que hasta allí habíamos llegado… el muy hijo de puta. La verdad es que había avisado unos días antes, pero un lumbreras de la Renault minimizó el percance y poco menos que me puso de torpe. Ya me veré las caras con él.
Jack, en lo mejor del día, decidió que ya no arrancaba más. Problema eléctrico. Día arruinado. [i]Pin de Autenticidad…[/i] rezaba el ordenador de a bordo. ¿Y yo qué coño sé cuál es el pin ese?. Hubo más recochineo, pero les voy a ahorrar los detalles.

Una grúa de asistencia en viaje, a la que le costó encontrarnos lo que no está en los escritos se hizo cargo del traidor. El resto de la expedición, en un taxi proporcionado por la aseguradora, devolvió a los ocupantes a su lugar de origen. Mi hijo, que llevaba su propio vehículo, no se vio con ánimo de seguir la aventura.

Les cuento esto para el que tenga in mente comprarse un Renault. Jack sólo tiene dos años.
El Ibiza, mi querido Ibiza, nunca me dio puñalada trapera como esta. Veremos lo que me dicen el lunes en el servicio oficial.

A la vuelta –a lomos de la grúa… por dios que despropósito- nos encontramos con el ambiente de la tradicional Goyesca de Ronda. Despedida de los ruedos de Francisco Rivera, hijo, nieto y biznieto de toreros. Si no cabía un alma en la localidad, imaginen en la plaza. Los rondeños, vestidos para la ocasión, esto es, traje y corbata; que la ceremonia es importante y la liturgia más. Me hubiera gustado estar de humor para viborear por allí.

Cuando regresé a casa eran las seis de la tarde. Sin comer y con una decepción tan alta como el Veleta.

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6/7/17

su verso me sabe a Gloria



Uno es mucho más de García Pavón, que de Borges; más de Lope que de Pratchett.  Se evidencia, creo, me mojan más las letras de los patrios que los de allende las fronteras.
Por eso recuerdo que el próximo día 28, de aquí a na, se cumplen 100 años del nacimiento de una poeta que llevo en el corazón; Gloria Fuertes. Y escribo poeta porque a ella le horripilaba que la llamaran poetisa.

La  he mencionado en este blog en más de una ocasión. Pero no quería dejar pasar este mes de calendario sin homenajearla. Sin incluir unos pocos de sus versos entre tanto cristalito de aventura y vida. En su memoria. En agradecimiento por los momentos de placer lector y sentimientos que me regaló.

Con ello pretendo lavar también un poco la imagen de poeta para niños que tiene la madrileña. Nada más lejos de la realidad. Quizás, en todo caso, llegaba especialmente a aquellos que, como el que les escribe, nunca dejaron de ser niños del todo.

¿Saben que Gloria era motera y que pilotaba frecuentemente una Vespa? En aquellos años –los 50- era algo muy llamativo, un puntazo.
¿Saben que una aerolínea noruega llevó su foto en la cola de sus aviones?
¿Saben que estuvo enamorada de la cantante Mari Trini y que esta no le correspondió?  Eso que ganó, que mira que es sosita la MariTrini.
Hay tantas cosas que no saben… que no sabemos… de Gloria Fuertes.

Decía de ella misma que la habían nombrado patrona de los amores prohibidos. E intentaba imaginármela, sin conseguirlo, participando en el World Pride que nuestros lumbreras postmodernos inventaron y celebraron estos días en Madrid.

Espontánea, divertida, irónica, disparatada, tierna, afectiva, surrealista, sencilla, solidaria, sincera… así la definen en la página web de la Fundación Gloria Fuertes. Yo añadiría algo más: Apasionada.
No es de extrañar pues que sea una referencia para este maestro vidriero.

La soledad es una hija de puta, le leí en alguna ocasión. Hoy, después de que te hubieras ido, ya te digo que no; que no estarás sola mientras aquí quede alguien que te lleve en la memoria.

Nací para nada o soldado,
y escogí lo difícil
-no ser apenas nada en el tablado-,
y sigo entre fusiles y pistolas
sin mancharme las manos.

Felicidades Gloria
; cien años no se cumplen todos los días.

Y aunque llorabas aquello de,
Todos los míos han muerto hace años, y estoy más sola que yo misma
Hoy en La Vidriera te dedicamos un cristalito para el recuerdo.


un lápiz
revoltoso


... mi lápiz se deshace si lo cojo y escribo,

mi armario se estremece si lo abro y me asomo...

4/7/17

Cuando subimos el Padrón

El domingo hicimos una cosa parecida al barranquismo… pero en suave.

Internados en el corazón de la Sierra Bermeja, paraje natural, allá por donde Cristo perdió las chanclas, bajamos hasta el cauce del río Padrón.
Luego se trataba, nada más y nada menos, que subir por el cauce del río hasta donde las fuerzas aguantaran… o el reloj indicase que había que volver. Fueron las dos cosas. Pero he de apuntar que mis dos acompañantes, cuando les dejan solos, van mucho más allá y aún les falta río.

Componíamos la expedición, además del que les cuenta, mis amigos Antonio (a) el Sherpa –que está en todas- y Aurelio (a) el Vete, que se apunta a un bombardeo y es muy inclinado a dejarse engañar –como yo mismo- por el sherpa de todos los sherpas.

Pecado de excomunión por mi parte no llevar el calzado adecuado; cualquier día nos matamos. Valga en mi descargo que no estaba en mi casa, que el aviso de la excursión fue precipitado y que desconocía el paño. Otra vez me pillarán más preparado.
En cualquier caso, experiencia única y divertida, mañana agradabilísima, y enormes deseos de volver pese a las caídas y los rasguños.

Dejo documento gráfico…

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el dilema

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20/6/17

... vestimos de blanco, somos del Madrid.

No sé si he llegado a decir aquí que, en mi casa, todos somos del Madrid.
El día 3 de junio me abstuve de ver el partido para no sobresaltar en demasía mi maltrecho y blanco corazón.
Pero al día siguiente, de Ciudad Real a Sevilla, paramos en Puertollano a comprar el Marca y celebrarlo mientras nos desayunábamos una de churros.
Eso sí, dixit doña Concha, cada uno lo celebra con los suyos… Dios los cría…

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15/6/17

Corta Atalaya

Buenos días, criaturitas.
Es lunes; bendito lunes. Y he vuelto a sentar el culo en el banco de mi galera.

Viene a cuento contarles que la mina a cielo abierto -oro y cobre- más grande del mundo –o casi-, es la de Chuquicamata, en el Antofagasta de Chile.
Aquí, en el Andévalo andaluz, tenemos la que durante mucho tiempo fue la más grande de Europa; y se la conoce por la Corta Atalaya. De esta sólo se extraía cobre y pirita. Cuando el precio del cobre y la pirita se desplomó, y aún aguantó, la mina fue cerrada.
A día de hoy permanece como un enorme cráter abierto al cielo, mudo grito de la tierra a cinco mil años de expolio.

El caso es que, cerrada la mina, tampoco se permite su visita. Sólo en casos especiales y grupos organizados que merezcan la atención de una visita guiada por parte de la Fundación de Minas de Riotinto. Así nos lo hicieron saber hace unos días, cuando mi amigo el Séneca y el que les habla se presentaron allí ávidos de conocer; así nos lo hubimos de tragar.
Pero por los inescrutables designios de los dioses, al día siguiente hube de volver a la zona y… ya de puestos, al regreso… volví a presentarme en los aposentos de la Fundación por si la insistencia servía de carta de acceso. Que nones.

Desandaba lo andado cuando encontré unos lugareños que caminaban junto al borde de la carretera. Me apee de Jack y les di carrete empleando en ello la mayor parte de mis naturales encantos. Les hice saber lo que me hubiera gustado asomarme a la Corta, lo de lejos que venía y lo bonito que era su pueblo.
Entonces uno de ellos, enternecido, me dijo:
-Ve su merced aquel camión que circula como a un kilómetro?
Pues por allí sale una carreterita pequeña. Sígala ochocientos metros y llegará a una valla cerrada que le cortará el paso. Estacione el coche y dispóngase a caminar.
Verá, pegado a la valla, un número de teléfono por si quiere visitar la mina: Ni se le ocurra llamar. En menos que canta un gallo tendrá allí un vigilante jurado que le quitará las ganas. Voltee la valla y siga camino adelante.
A unos doscientos metros encontrará otra valla cerrada. En esta verá carteles que le amenazan directamente con ponerle en manos de las fuerzas de seguridad del estado cuando no con la Royal Navy; que no quebranten su espíritu.
Si sigue la valla a un lado u otro, terminará encontrando alguna de las gateras por las que entramos los del pueblo.
Usted mismo.

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Llegados a este punto, se me ocurre decir que la Fundación Minera bien podría gastar menos dinero en carteles y más en arreglar los agujeros en la valla… pero ya se sabe lo lista que es la Administración. Y lo que piensa. Para más inri, esas gateras deben andar ahí desde los tiempos de Tiberio.

Si yo ahora, tan listo como la Administración, les pusiera aquí una foto con mi firma de la Corta Atalaya, sería como aquellos conductores que se graban circulando a 220 y luego lo suben a la red. No será el caso; ya saben todos ustedes lo respetuoso que soy con los cartelitos amenazantes y las normas dictadas por Papá Tutela.

Por cierto… me dicen que la locomotora abandonada en la hondonada… sigue allí.
Al Séneca le he mandado algunas… pero a cualquiera que me pregunte le diré que son obtenidas de la red.
Como esta… que les dejo aquí para que no se les salte la hiel –dixit doña Concha-.

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19/4/17

la Mina Conchita

El camino a todas las cosas grandes, pasa por el silencio.
Nietzsche.


Fué el día del Señor del 16 de abril de 2017; Domingo de Resurección, para los creyentes. 
Después de recoger por dos veces mi corazón de la cuneta, convine conmigo mismo que, de no matar al Sherpa, el Sherpa… un día de estos, me mataría a mí.

Pero esas cosas no se hacen con los amigos; a los amigos se les disfruta, o se les sufre, sin importar de qué lado sopla el viento. Incluso amigos, que como este, te digan convencidos que cada paso que les aleja de la civilización, del tráfico, del ruido, de la muchedumbre, le acerca más a Dios. Que es tanto como decir que les acerca a ellos mismos.
La banda sonora de estos guacabaud’s, es evidente, sólo puede ser el ruido del viento o el respirar de la naturaleza. Hay días, o ratos, en que comparto esa teoría.


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Sentados estos antecedentes, estas premisas aceptadas, la idea era volver al Nicio. El Nicio es una muerte a pellizcos que escribimos en el año 2012 y que pueden encontrar en este mismo blog (octubre 2012).

Pero alcanzadas las primeras cotas, el Sherpa se me vino arriba:
-Oye, Juanito, que digo yo que el Nicio ya lo conoces. Qué te parece si en vez de ir allí vamos a la mina Conchita.
-Qué coño es la mina Conchita?
-Una mina de wolframio abandonada; una pasada.
-Y eso qué esfuerzo supone?
-Bah… facilito… más o menos el mismo que subir al Nicio… pero vamos despacito y, ya sabes, donde no llegan los pedales llegan las zapatillas.

Pues vamos. 
Se ve que el no estar aún lo suficientemente cansado, no acordarme de anteriores sufrimientos, la llamada de la naturaleza, el cariño a la aventura o, definitivamente, que me va la marcha, me hizo aceptar la apuesta.

Dejamos la ruta del Nicio a la derecha y tras vadear el río Padrón comenzamos la subida al Puerto las Palmas, antesala del camino que nos llevaría a la mina. Aún éramos felices.

Parece oportuno hacer un paréntesis para contarle, siquiera sea brevemente, los antecedentes del lugar que luego íbamos a visitar. De cualquier manera, el lector viborilla podrá encontrar en la red numerosos trabajos que la estudian y de los que, al final, ofreceré bibliografía.

“La mina Conchita, bautizada así en honor a una de las hijas de Domingo de Orueta, su descubridor, se sitúa en la falda oriental del Cerro del Lentisco, en el corazón de la Sierra Bermeja, y a unos 800 metros de altura sobre el nivel del mar. De ella se extrajo la schelita, mineral de color caramelo claro del que se obtiene el wolframio o tungsteno, material de extraordinaria resistencia por lo que se empleaba en las aleaciones de acero para la construcción de tanques de guerra.
El descubridor, ingeniero malagueño, llegó a explotar la mina en los años veinte, pero de forma puramente artesanal. Fue más tarde, durante los años 1944 y 1945 –Segunda Guerra Mundial-, cuando se aceleró la producción, vendida íntegramente –con la oposición de los aliados- y a cambio de oro al gobierno de Hitler. El uso que se le dio al wolframio está constatado. No así el destino del oro que se recibió a cambio mientras en España se instalaba la más jodida de las hambrunas”.

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Hacía rato que habíamos dejado atrás y a la derecha las alturas en las que se asienta el castillo del Nicio cuando convinimos, vista mi falta de fuelle, que sería lo más sensato dejar amarradas las bicicletas y continuar la subida a golpe de zapato. Era eso o la mariconada de volver sin consumar. Esa fechoría aún no está escrita en nuestro vocabulario.

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jara pringosa

Comprendo a mi amigo cuando se entrega a estos paisajes. La naturaleza se presenta exuberante y donde no se cubre de pinadas lo hace con lujuriosas extensiones de cistus ladanifer o, lo que es lo mismo, jara pringosa; que en esta época del año lucen en todo su esplendor.

Al final haríamos unos tres kilómetros a pie. La antesala de la propia mina la constituye la Casa del Minero, muy bien conservada, junto a la cual se encuentra una piedra tallada que despertó mi curiosidad. La fotografié pensando que luego, en la red, encontraría los porqués de la misma. No ha sido así, pero dejo la foto por si alguien puede alumbrar en el pozo de mi ignorancia.

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La entrada principal de la mina, por razones obvias, se encuentra cegada. El único acceso a la misma se realiza a través de un respiradero. Dada la falta de entibación de las galerías, la antigüedad, las filtraciones y todos los impedimentos que a vuesa merced se le pudieran ocurrir, está absolutamente desaconsejada la entrada a su interior. Aviso a navegantes.

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Allá anduvimos, como Pedro por su casa, olisqueando en las escombreras de la mina, o entre la maleza, ignorante entonces –por omisión del Sherpa- de lo que más tarde conocería a través del testimonio de un visitante anterior:
“La mina está en muy malas condiciones ( mucha precaución ) y creo que la visita merece la pena, no penséis en hacer grandes hallazgos, porque es en las escombreras donde podéis encontrar englobadas en la dolomita y las calcitas espáticas : Bismuto, Scheelitas, Condroditas, y diferentes Teluros, etc . En los últimos años ha disminuido el tamaño de los ejemplares , encontrar cristales de más de 1cm es una grata sorpresa. Lo que si podéis encontrar en mayor o menor medida son los Alacranes que en esta zona abundan (he contado en una noche de verano más de 40 individuos de diversos tamaños en 50m2)”.

De haberlo conocido hubiera hurgado debajo de las piedras por ver de traerme un ejemplar para documentar este cristalito. Y, sobre todo, hubiera tenido mucho más cuidado respecto del lugar donde ponía los pies… o el culo.

Capítulo aparte merece, “ya que estamos aquí”, la visita a Juan el Eremita, amigo de mi amigo el Sherpa. Y aunque los amigos de mis amigos no son mis amigos, creo que la visita mereció la pena aunque fuese a cambio de las pocas fuerzas que ya me quedaban.
Este eremita, desprovisto de cualquier componente religioso, habita un poco por debajo del nivel de la mina y en perfecta comunión con la naturaleza. Vive de lo que la tierra le da. Mantiene algunos animales y cuida el huerto del que se alimenta. Nunca baja a la civilización. Tiene agua, obtenida de los acuíferos de la zona, pero no corriente eléctrica. Se cobija en un cortijillo en consonancia a su persona y modo de vida y su única familia son los cuatro perros que siempre le acompañan.
Me cuenta el Sherpa que, de cuando en cuando, un cuñado del eremita sube desde Estepona y le trae tabaco o algún otro lujo de escasa necesidad. De paso comprueba si está vivo.


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Me abstuve, por descontado, de hacer ningún tipo de consideración.
El lector, por su parte, puede hacer las que le venga en gana. Incluso puede, si le apetece, dejarla aquí para que la conozcamos.

Luego tocaba hacer el camino de regreso. Mucho más liviano.
Liviano por la satisfacción del objetivo conseguido y porque una vez alcanzado el lugar donde estaban amarradas las bicicletas, costaba poco más de media hora llegar al nivel del mar.

Y si la aventura termina de este modo,

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… es que merece la pena vivir la aventura.

Gracias, Antonio. Las posibles quejas que hayas podido leer no son sino un ejercicio de estilo; requisito imprescindible para mantener entretenido al personal; miserias de la profesión de cuentista.


DATOS OBTENIDOS DEL GPS -RUNTASTIC-:
Hora inicio; 8.42 a.m.
Distancia alcanzada; 22'79 kms.
Tiempo empleado: 4h 13m 16s
Altura ganada; 779 metros
Velocidad media; 5'40 kms/h
Velocidad máxima; 46'8 kms/h

BIBLIOGRAFÍA:
1. https://static1.squarespace.com/static/54be61f8e4b096702d5145f5/t/555527c9e4b0eca34182cd3f/1431644105266/T2-01-Juan_Carlos_Romero_pp_9-39.pdf
2. http://www.mtiblog.com/2013/10/mina-conchita-estepona-malaga.html