La Vidriera del Mairena


-Dios tolera lo intolerable; es irresponsable e inconsecuente.
No es un caballero.
(Don Jaime de Astarloa. El maestro de esgrima.)

-Escribir es meterse en charcos.
(Juan de Mairena.- Maestro Vidriero).


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15/9/17

La importancia de llamarse Ernesto.

Alguien que creía saber de lo que hablaba me lo dijo una vez: El arte se cotiza por su valor como tal, su antigüedad, o la firma. Doña Concha hubiera dicho: Quien tiene padrino, se bautiza.

Para celebrar el 25 aniversario del Proyecto IMAGINA –un proyecto fotográfico- el CAF de Almería expone las obras de un sinfín de notables de la fotografía que pasaron por esta aventura para dejar su impronta personal. Allí están todas, muy bien ordenaditas, hablando cada una de su autor.
Junto a verdaderas genialidades –las menos-, se camufla la mediocridad y… entre esta, alguna que otra patochada.

Lo hemos hablado otras veces, me han intentado convencer, pero no puedo comulgar con las ruedas de ese molino. Lo que me parece malo, digo que es malo, lo firme Rompetechos o el Papa Francisco.

La primera cosa que se le puede pedir a una fotografía es que diga algo, que comunique, que tenga un mensaje. Se recogen algunas obras maestras. En general son fotos de tipos de la posguerra que nos hacen ver, descarnadamente, lo pobrecicos que éramos, lo simples, lo incultos. Se retrata la persona humana en el límite con la animalidad. Sobrecoge.

Junto a ellas otras sin mensaje, mal enfocadas, mal compuestas y mal tratadas. Eso sí, están en blanco y negro y las firma un pope de la fotografía. Los demás –se supone- a hacerles la ola.
Plossu, Abbas, Siquier, García Rodero, Falces, Catany, Burni, son algunos de los gurús que ocupan las paredes del CAF. Tiene su mérito; llegar ahí tiene su mérito.

La reflexión de hoy, que no deja de ser una opinión, es que no me avergüenza mostrar mi desapego de las afecciones culturales políticamente correctas establecidas. Me da igual que en el ángulo inferior derecho firme Dalí, Picasso, o la Macarena. Hasta Curro Romero tenía malas tardes… más bien muchas.

A ver porqué no va a poder pasar lo mismo en la fotografía, la pintura, la literatura o el punto de cruz.
Si firmas como Tal hasta las flores de plástico que pintes olerán. Si tu nombre es Ernesto, lo tienes crudo… primo.


artista de la calle

Un Ernesto cualquiera; su obra la colgaría en mi casa. No todos los consagrados –o algunas de sus obras- tendrían el mismo honor. 
Contemplo, desde luego, la posibilidad de que el equivocado sea yo.

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