(*) Serán Teruelinas siempre que las escriba yo, y no su merced, mucho más enterao en gentilicios.
Tocó este año vagar por tierras de Aragón y Castilla, la vieja. Así que con el mar nuestro en la memoria, el corazón una miajilla más arrugao y la mochila caminera en bandolera, salimos al encuentro de don Antonio.
Mira el Moncayo azul y blanco;
dame tu mano y paseemos.
Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo, triste, cansado, pensativo y viejo.
¡Vaya! No quería que la primera entrega resultara tan melancólica. No desespere el lector, sin duda es consecuencia del frio que se avecina.
-El ángel. Teruel, allá por donde los viaductos.
Tocó este año vagar por tierras de Aragón y Castilla, la vieja. Así que con el mar nuestro en la memoria, el corazón una miajilla más arrugao y la mochila caminera en bandolera, salimos al encuentro de don Antonio.
Mira el Moncayo azul y blanco;
dame tu mano y paseemos.
Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo, triste, cansado, pensativo y viejo.
¡Vaya! No quería que la primera entrega resultara tan melancólica. No desespere el lector, sin duda es consecuencia del frio que se avecina.
-El ángel. Teruel, allá por donde los viaductos.
1 comentario:
El Moncayo que, como dice el dicho "mama en Castilla y riega en Aragón", es más castellano-soriano (tierrágreda, llaman por allá a la zona) que aragonés y, desde luego, poco o nada turolense; manque a Teruel no le venga nada mal que alguien incluya el risco mágico en sus haberes.
El fresquito será de agradecer en este veranillo agobiante.
Ya nos contarás.
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