Se muere un Suboficial Mayor y se presenta a las puertas del Cielo. Sabido es que los Suboficiales Mayores, por su honestidad, siempre van al cielo.
San Pedro buscó en su archivo pero últimamente andaba un poco desorganizado –su vieja cajonera no funcionaba bien- y no lo encontró en el montón de papeles, así que le dijo:
-Lo lamento, no estás en listas...
De modo que el Mayor se fue a la puerta del Infierno. Allí le dieron albergue y alojamiento inmediatamente.
Poco tiempo pasó y el Mayor se cansó de padecer las miserias del Infierno y, para entretenerse, se puso a controlar a los cocineros, a los carceleros, hizo un programa de instrucción de verdugos y mantenimiento de calderas, así como el entrenamiento diario y la creación de varios reglamentos de régimen interior.
Con el paso del tiempo, ya tenían el Windows 10 pirateado, internet por cable con wifi –pirateada también-, control de personal de castigadores y castigados, cuarteleros y centinelas , monitoreado de la guardia principal, adquisición de combustibles y grasas para los calderos, redes de telecomunicaciones, programas de mantenimiento preventivo, sistemas de control diario del rancho, termostatos digitales, etc... y el Mayor se hizo de muy buena reputación en aquel lugar.
Un día Dios llamó al Diablo por teléfono y con tono de sospecha le preguntó:
-¿Y qué... cómo estás allá por el infierno?
- ¡Estamos de puta madre! –contestó Lucifer- tenemos el Windows 10 dominado, sistema de monitoreo por webcam y control del personal de castigadores y castigados, cuarteleros y centinelas reglamentados, ensayos de formación, equipos electrónicos, internet, cuadrante de servicios digital, turnos de vacaciones, etc.
Oye, apúntate mi dirección de e-mail, es: eldiablofeliz@infierno.com.......... Y esto no para, que no sé cuál será la próxima sorpresa del Mayor.
- ¿Qué?, ¡¿QUÉ?! ¿Tenéis un Mayor allí? Eso es un error, nunca debió haber llegado ahí un Mayor. Los Mayores siempre van al cielo, eso está escrito y resuelto ya.
¡Me lo mandas inmediatamente!
- ¡¡Por los cojones!! –los diablos puedes decir palabrotas- ¡Ni loco!.
Me gusta tener un Suboficial Mayor en el catálogo de mi plantilla orgánica… y me voy a quedar con él eternamente'.
-Mándamelo o...... ¡¡TE DEMANDARÉ!!
Y el Diablo, escojonándose de la risa, con la vista nublada por las carcajadas le contestó:
-Ah, si? ¿De dónde vas a sacar un abogado, si están todos aquí?.
La Vidriera del Mairena
17/9/17
15/9/17
La importancia de llamarse Ernesto.
Alguien que creía saber de lo que hablaba me lo dijo una vez: El arte se cotiza por su valor como tal, su antigüedad, o la firma. Doña Concha hubiera dicho: Quien tiene padrino, se bautiza.
Para celebrar el 25 aniversario del Proyecto IMAGINA –un proyecto fotográfico- el CAF de Almería expone las obras de un sinfín de notables de la fotografía que pasaron por esta aventura para dejar su impronta personal. Allí están todas, muy bien ordenaditas, hablando cada una de su autor.
Junto a verdaderas genialidades –las menos-, se camufla la mediocridad y… entre esta, alguna que otra patochada.
Lo hemos hablado otras veces, me han intentado convencer, pero no puedo comulgar con las ruedas de ese molino. Lo que me parece malo, digo que es malo, lo firme Rompetechos o el Papa Francisco.
La primera cosa que se le puede pedir a una fotografía es que diga algo, que comunique, que tenga un mensaje. Se recogen algunas obras maestras. En general son fotos de tipos de la posguerra que nos hacen ver, descarnadamente, lo pobrecicos que éramos, lo simples, lo incultos. Se retrata la persona humana en el límite con la animalidad. Sobrecoge.
Junto a ellas otras sin mensaje, mal enfocadas, mal compuestas y mal tratadas. Eso sí, están en blanco y negro y las firma un pope de la fotografía. Los demás –se supone- a hacerles la ola.
Plossu, Abbas, Siquier, García Rodero, Falces, Catany, Burni, son algunos de los gurús que ocupan las paredes del CAF. Tiene su mérito; llegar ahí tiene su mérito.
La reflexión de hoy, que no deja de ser una opinión, es que no me avergüenza mostrar mi desapego de las afecciones culturales políticamente correctas establecidas. Me da igual que en el ángulo inferior derecho firme Dalí, Picasso, o la Macarena. Hasta Curro Romero tenía malas tardes… más bien muchas.
A ver porqué no va a poder pasar lo mismo en la fotografía, la pintura, la literatura o el punto de cruz.
Si firmas como Tal hasta las flores de plástico que pintes olerán. Si tu nombre es Ernesto, lo tienes crudo… primo.
Un Ernesto cualquiera; su obra la colgaría en mi casa. No todos los consagrados –o algunas de sus obras- tendrían el mismo honor.
Contemplo, desde luego, la posibilidad de que el equivocado sea yo.
Para celebrar el 25 aniversario del Proyecto IMAGINA –un proyecto fotográfico- el CAF de Almería expone las obras de un sinfín de notables de la fotografía que pasaron por esta aventura para dejar su impronta personal. Allí están todas, muy bien ordenaditas, hablando cada una de su autor.
Junto a verdaderas genialidades –las menos-, se camufla la mediocridad y… entre esta, alguna que otra patochada.
Lo hemos hablado otras veces, me han intentado convencer, pero no puedo comulgar con las ruedas de ese molino. Lo que me parece malo, digo que es malo, lo firme Rompetechos o el Papa Francisco.
La primera cosa que se le puede pedir a una fotografía es que diga algo, que comunique, que tenga un mensaje. Se recogen algunas obras maestras. En general son fotos de tipos de la posguerra que nos hacen ver, descarnadamente, lo pobrecicos que éramos, lo simples, lo incultos. Se retrata la persona humana en el límite con la animalidad. Sobrecoge.
Junto a ellas otras sin mensaje, mal enfocadas, mal compuestas y mal tratadas. Eso sí, están en blanco y negro y las firma un pope de la fotografía. Los demás –se supone- a hacerles la ola.
Plossu, Abbas, Siquier, García Rodero, Falces, Catany, Burni, son algunos de los gurús que ocupan las paredes del CAF. Tiene su mérito; llegar ahí tiene su mérito.
La reflexión de hoy, que no deja de ser una opinión, es que no me avergüenza mostrar mi desapego de las afecciones culturales políticamente correctas establecidas. Me da igual que en el ángulo inferior derecho firme Dalí, Picasso, o la Macarena. Hasta Curro Romero tenía malas tardes… más bien muchas.
A ver porqué no va a poder pasar lo mismo en la fotografía, la pintura, la literatura o el punto de cruz.
Si firmas como Tal hasta las flores de plástico que pintes olerán. Si tu nombre es Ernesto, lo tienes crudo… primo.
Un Ernesto cualquiera; su obra la colgaría en mi casa. No todos los consagrados –o algunas de sus obras- tendrían el mismo honor.
Contemplo, desde luego, la posibilidad de que el equivocado sea yo.
11/9/17
Dos años y medio después; el Alacrán.
Buenos días, criaturitas.
Hoy va de naturaleza salvaje. Documentales de la 2.
Hace justamente dos años y cinco meses, mi amigo el Sherpa y yo alcanzamos la cumbre del Puerto del Alacrán, allá por la Sierra Bermeja, en Estepona.
Lo pueden ver en el enlace,
http://vidri.blogspot.com.es/2015/04/aventuras-del-capitan-pedales-el-puerto.html
Dice el Sherpa que le prometí volver. No recuerdo esa promesa envenenada, pero todos tenemos momentos tontos y mi amigo es especialista en encontrarlos. Tan especialista es que uno, ciclista piltrafilla y de paseo marítimo, casi sin darse cuenta, se vio el pasado sábado echando el bofe en la pared que lleva desde el km. 10 de la MA-8301 hasta la entrada del camino de los Altabacales Altos, que conduce al ya mentado Puerto del Alacrán. Para resumirles, 923 metros sobre el nivel del mar y, de vecinas, las águilas.
Sería bueno que les dejara el enlace del Runtastic, por si creen que les exagero
https://www.runtastic.com/es/usuarios/c097bf84-ed65-326c-007d-2f7c20792d4d/sesiones-deportivas/59b3fbcadcd33ba0223d45a5
Mi amigo el Sherpa se siente hipermotivado con estas bacanales y cualquier tontería similar supone un reto que le hace feliz. Uno, lo saben, prefiere el ciclismo de playa y pamela. Si alguna vez hago estas cosas, con gusto bien es verdad, es precisamente por los amigos. Pero me arrepiento todo el rato.
Con todo, los paisajes que puedes disfrutar son únicos. La pinada –no creo que eso sea ni bueno- es tan espesa que los árboles se disputan el espacio. Cualquier recodo del camino, que a la vez sirve de cortafuegos, supone un grandioso balcón sobre el mediterráneo, con Estepona allá lejos acostada junto al mar y difuminada entre la neblina… que el día no estuvo muy despejado.
Los castaños muestran sus frutos de modo casi lujurioso y no oirás más sonido que el soplar del viento entre los árboles y el batir de alas del cualquier águila sacada de su siesta.
Anotaré en mi agenda que el 9 de septiembre del año del señor de 2017, con la mano derecha chunga –para más inri-, volvimos a plantar nuestros reales en el Alacrán y yo cumplí una promesa de la que no tenía ni idea.
Por cierto, el cartel indicador del puerto había sido arrancado por alguna de las máquinas que mantienen los cortafuegos y hubimos de rescatarlo a mitad de ladera para volver a colocarlo, maltrecho eso sí, en el lugar que le correspondía. Ya he dado cuenta a la autoridad incompetente.
La aventura, como todas las nuestras, no podía terminar sino ante dos botellines de cerveza Victoria –malagueña y exquisita- y unas gambas a la plancha tan exquisitas como malagueñas. Todo ello en el Rincón de Paco, en el paseo marítimo de Estepona, mientras la vista se recrea en lo de siempre y Julieta y la Sarracena, allá, al fondo, comentan lo cerca que estuvimos del cielo.
A sus mercedes les dejo reportaje gráfico, para que este cristalito se les haga un poco más ameno.
Hoy va de naturaleza salvaje. Documentales de la 2.
Hace justamente dos años y cinco meses, mi amigo el Sherpa y yo alcanzamos la cumbre del Puerto del Alacrán, allá por la Sierra Bermeja, en Estepona.
Lo pueden ver en el enlace,
http://vidri.blogspot.com.es/2015/04/aventuras-del-capitan-pedales-el-puerto.html
Dice el Sherpa que le prometí volver. No recuerdo esa promesa envenenada, pero todos tenemos momentos tontos y mi amigo es especialista en encontrarlos. Tan especialista es que uno, ciclista piltrafilla y de paseo marítimo, casi sin darse cuenta, se vio el pasado sábado echando el bofe en la pared que lleva desde el km. 10 de la MA-8301 hasta la entrada del camino de los Altabacales Altos, que conduce al ya mentado Puerto del Alacrán. Para resumirles, 923 metros sobre el nivel del mar y, de vecinas, las águilas.
Sería bueno que les dejara el enlace del Runtastic, por si creen que les exagero
https://www.runtastic.com/es/usuarios/c097bf84-ed65-326c-007d-2f7c20792d4d/sesiones-deportivas/59b3fbcadcd33ba0223d45a5
Mi amigo el Sherpa se siente hipermotivado con estas bacanales y cualquier tontería similar supone un reto que le hace feliz. Uno, lo saben, prefiere el ciclismo de playa y pamela. Si alguna vez hago estas cosas, con gusto bien es verdad, es precisamente por los amigos. Pero me arrepiento todo el rato.
Con todo, los paisajes que puedes disfrutar son únicos. La pinada –no creo que eso sea ni bueno- es tan espesa que los árboles se disputan el espacio. Cualquier recodo del camino, que a la vez sirve de cortafuegos, supone un grandioso balcón sobre el mediterráneo, con Estepona allá lejos acostada junto al mar y difuminada entre la neblina… que el día no estuvo muy despejado.
Los castaños muestran sus frutos de modo casi lujurioso y no oirás más sonido que el soplar del viento entre los árboles y el batir de alas del cualquier águila sacada de su siesta.
Anotaré en mi agenda que el 9 de septiembre del año del señor de 2017, con la mano derecha chunga –para más inri-, volvimos a plantar nuestros reales en el Alacrán y yo cumplí una promesa de la que no tenía ni idea.
Por cierto, el cartel indicador del puerto había sido arrancado por alguna de las máquinas que mantienen los cortafuegos y hubimos de rescatarlo a mitad de ladera para volver a colocarlo, maltrecho eso sí, en el lugar que le correspondía. Ya he dado cuenta a la autoridad incompetente.
La aventura, como todas las nuestras, no podía terminar sino ante dos botellines de cerveza Victoria –malagueña y exquisita- y unas gambas a la plancha tan exquisitas como malagueñas. Todo ello en el Rincón de Paco, en el paseo marítimo de Estepona, mientras la vista se recrea en lo de siempre y Julieta y la Sarracena, allá, al fondo, comentan lo cerca que estuvimos del cielo.
A sus mercedes les dejo reportaje gráfico, para que este cristalito se les haga un poco más ameno.
2/9/17
Jack, el infame, el traidor
La Virgen, así con mayúsculas, no me quiere ni en pintura. O eso, o que la Virgen, así con mayúsculas, no existe. No sé cuál de las dos hipótesis me puede doler menos.
Comencemos por el principio. Me toca, estos días, cuidar a mi madre. Mi hermano, que tiene el cielo ganado, se ha ido unos días de vacaciones, anda perdido con su novia –que envidia me da el jodío- por los bosques de Irati, y me toca sustituirle.
Es de justicia.
Con todo, había dejado un paréntesis para disfrutar de las cosas del corazón.
Había planeado viajar con mi hijo, y mis nietos, y mostrarles -de primera mano- el prodigio de la naturaleza y el desquicie humano que representa el pueblito de Setenil de las Bodegas. Aconsejo a sus mercedes no morir sin visitar este lugar. Menos Praga –no lo digo por nadie- y más pueblos blancos… que diría doña Concha.
Luego extenderme unos kilómetros en el espacio para llegar al Santuario de la Virgen de los Remedios, otrora mi tótem protector, y presentarle a mis niños.
No fue posible. Perdidos en un recóndito recoveco de Setenil, Jack decidió que hasta allí habíamos llegado… el muy hijo de puta. La verdad es que había avisado unos días antes, pero un lumbreras de la Renault minimizó el percance y poco menos que me puso de torpe. Ya me veré las caras con él.
Jack, en lo mejor del día, decidió que ya no arrancaba más. Problema eléctrico. Día arruinado. [i]Pin de Autenticidad…[/i] rezaba el ordenador de a bordo. ¿Y yo qué coño sé cuál es el pin ese?. Hubo más recochineo, pero les voy a ahorrar los detalles.
Una grúa de asistencia en viaje, a la que le costó encontrarnos lo que no está en los escritos se hizo cargo del traidor. El resto de la expedición, en un taxi proporcionado por la aseguradora, devolvió a los ocupantes a su lugar de origen. Mi hijo, que llevaba su propio vehículo, no se vio con ánimo de seguir la aventura.
Les cuento esto para el que tenga in mente comprarse un Renault. Jack sólo tiene dos años.
El Ibiza, mi querido Ibiza, nunca me dio puñalada trapera como esta. Veremos lo que me dicen el lunes en el servicio oficial.
A la vuelta –a lomos de la grúa… por dios que despropósito- nos encontramos con el ambiente de la tradicional Goyesca de Ronda. Despedida de los ruedos de Francisco Rivera, hijo, nieto y biznieto de toreros. Si no cabía un alma en la localidad, imaginen en la plaza. Los rondeños, vestidos para la ocasión, esto es, traje y corbata; que la ceremonia es importante y la liturgia más. Me hubiera gustado estar de humor para viborear por allí.
Cuando regresé a casa eran las seis de la tarde. Sin comer y con una decepción tan alta como el Veleta.
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