La Vidriera del Mairena


-Dios tolera lo intolerable; es irresponsable e inconsecuente.
No es un caballero.
(Don Jaime de Astarloa. El maestro de esgrima.)

-Escribir es meterse en charcos.
(Juan de Mairena.- Maestro Vidriero).


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8/5/08

El árbol que cobija mi nido.

Uno, que creció sin gentilicio por aquello del desarraigo, el nomadismo y el rechazo a pagar tributo de reconocimiento a quien le ofrecía cama, comida y asiento a la lumbre.
Uno, que vivió su juventud sin pueblo, sin peña, quinta, colega ni perrito que le ladrara.
Uno, que traspasada con creces la frontera de la juventud y ya en los umbrales de la vejez sin haber madurado lo bastante, echa la vista atrás cada vez con más frecuencia, porque cada vez es menos lo que queda por delante.
Uno, se ve en la necesidad de estimar en lo que vale, y si fuese menester sobreestimar, el hecho nada infrecuente de pertenecer al club de los que se vieron en la necesidad de acogerse bajo el techo de quien le abrió las puertas sin exigirle pasaporte, referencias, visa en la cartera ni, lo que es más importante, gratitud de por vida.
Es por eso que, sin olvidar otros cariños –que nunca son bastantes y siempre agradecidos-, escogí este árbol para cobijar mi nido.

el nido

Y uno, que se reconoce poseído por el irrefrenable vicio de contar más cosas de las que debiera, a ser posible juntando letras con mejor o peor estilo, inmoralidad que le ha ocasionado innumerables disgustos y quebrantos... y lo que te rondaré morena, comparece pertinaz a referir lo a gusto que aquí estoy y a presentarles, para compartir, el nuevo invento.

http://www.flickr.com/photos/boscania/sets/72157604891478054/

Si lo leído y visto no le convence, añada su merced que aquí el sol te acaricia todo el año y el mar es tu vecino y no está frío.
Que aquí, uno, es menos pobre.
Nadie pregunta de quién eres.
Aquí tengo amigos y los amigos no me agobian.
Vi nacer raíces en mis pies.
Se come en los bares y se duerme en la playa.
Este pueblo no tiene conciencia de raza ni de casta, y por eso es el mío y el de tantos otros que tampoco tenían pueblo, ni casta, ni raza.
Yo lo elegí.
Por todas esas cosas, y algunas más, puse en este árbol mi nido.
Y me gusta decirlo.

Esas son las razones, si es que tuviera que haberlas, del nuevo apartado en mi álbum fotográfico, al que les invito, para enseñarles y enseñarme, no con las vistas de cualquier postal de kiosco sino con el color de mi cristal, los rincones de este arbolico. Hay pocos, pero irá habiendo más. Cuestión de tiempo, y ganas.
Si lo piensan es una forma, como cualquier otra, de agradecimiento.

antigua estación de renfe


Esperen sus mercedes... esto...
Pienso que esta inauguración quedaría más compuesta con la ayuda de don Mario:

“No cabe duda. Ésta es mi casa
aquí sucedo, aquí me engaño inmensamente.
Ésta es mi casa detenida en el tiempo.
Llega el otoño y me defiende,
la primavera y me condena.

Tengo millones de huéspedes
que ríen y comen,
copulan y duermen,
juegan y piensan,
millones de huéspedes que se aburren
y tienen pesadillas y ataques de nervios.

No cabe duda. Ésta es mi casa.
Todos los perros y campanarios pasan frente a ella.
Pero a mi casa la azotan los rayos y un día se va a partir en dos.
Y yo no sabré dónde guarecerme
porque todas las puertas dan afuera del mundo”.

1 comentario:

francisco dijo...

Como se lo diría D. Juan...
Al menos le queda el arbol. Que ya ni sé si lleva acento o no. Esto de juntar letras no se ha hecho para mí. Y debido a ello mientras pude y el bolsillo lo permitió preferí andar 100 Km. antes que llamar por telefono o escribir una carta. Luego fué el telefono, hasta que me empezaron a mirar las facturas, y ahora solo me queda esperar a que la suerte no me sea esquiva.