La Vidriera del Mairena


-Dios tolera lo intolerable; es irresponsable e inconsecuente.
No es un caballero.
(Don Jaime de Astarloa. El maestro de esgrima.)

-Escribir es meterse en charcos.
(Juan de Mairena.- Maestro Vidriero).


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7/4/25

la rebelión de los moriscos -parte 2-

Corría el verano del año 1569 cuando las Alpujarras fueron el escenario de un baño de sangre. Los moriscos irritados de Aben Humeya, hartos ya de estar hartos contra los desmanes de la Corona de Castilla, se levantaron en armas y fueron reprimidos, a espada y fuego, por las tropas del Marqués de los Vélez. Ellos, por su parte, tampoco se quedaron cortos. 

Aconsejo al lector se de una vuelta por “la rebelión de los moriscos” un cristalito que puede encontrar en noviembre de 2014 y que le pondrá en antecedentes.
De aquello ya no queda más que el recuerdo. Un recuerdo muy difuminado e idealizado, por cierto.

El caso es que, a día de hoy, son muchos los ayuntamientos que recrean aquel triste episodio de nuestra historia convirtiéndolo, por mor del auge comercial, en algo lúdico y festivo. El paso del tiempo, del mucho tiempo, puede difuminar casi todas las tragedias.

Y en ello estamos. En la localidad de Berja, se nos convocó el pasado fin de semana para hacer memoria de aquellas escaramuzas. 

No faltó de nada… recreación de la batalla, desfile de tropas, bailes de la época, zoco y mercado medieval, degustación de platos típicos pagados con fajardillos -moneda de la época-, juegos para niños y exposición de productos artesanales, todo ello -dicho sea de paso- recreado decentemente y con buen gusto por una compañía especializada.

Si les dejo unas fotografías, mis queridos clientes, ustedes se formarán una mejor idea de como pasamos una agradable y soleada mañana de domingo.









31/3/25

la Jura

Aplazada por el diluvio aquel de la DANA en Valencia, fuimos convocados nuevamente el sábado 22 de marzo de 2025, en la localidad de Vera. 

Les estoy contando de una Jura de Bandera para personal civil organizada por la Brigada Rey Alfonso XIII, II de la Legión, y el Ayuntamiento de Vera. Y aunque uno ya juró en un lluvioso día de diciembre de 1972 en el Santuario de la Virgen de la Cabeza, en tierras iliturgitanas, me pareció oportuno renovar el juramento una vez asomado definitivamente a la senectud. Esta vez me acompañaron, y yo encantado, mi compañera de vida y mi hijo Victor.

El llamamiento no fue hecho en vano. Casi 400 personas nos reunimos en una mañana, que comenzó amenazante y terminó siendo soleada, para cumplimentar uno de los símbolos de aquello en que creemos.

Recibí la educación que recibí y no voy a renegar de ella a estas alturas. Así pues tengo asumidos los conceptos de Patria, pertenencia, y valores como la lealtad y la decencia.
Quizás por todo eso me llamó poderosamente la atención la ausencia de gente joven, gente con menos de 40 años, y si alguna había, eran mujeres. 

Sembramos lo que recogemos. Hace mucho tiempo que en las aulas no se toca el tema de la Patria, de la Bandera, del compromiso con la tierra que te vio nacer; hacerlo sería asumir la etiqueta de facha que una parte de la sociedad hipócrita que vivimos enseguida te coloca. El nuestro debe ser uno de los pocos países del mundo en que buena parte de sus habitantes se avergüence de su bandera, de su nacionalidad. Esta es la cosecha.

Un aciago día ya lejano se suprimió el servicio militar. Flaco favor le hizo a nuestra juventud esa disposición. Yo lo volvería a implantar; para hombres y para mujeres. Quizás con otro tipo de desarrollo; pero estoy convencido que ese período era una buena vacuna para cumplir con el resto de la vida que a un joven le queda por transitar.

En resumen, y por no extendernos en demasía, que me afirmo y ratifico en lo ya contado de 1972. Con la liturgia y la solemnidad debida. Porque soy español, sin complejos, y la rojigualda es mi bandera. 







29/3/25

la Vuelta al Cole

Pocas cosas hay, si hay alguna, que un abuelo no hiciera por una nieta. En mi caso particular las podría contar con los dedos de una mano. 

Por eso la propuesta para que volviera a las aulas, la tenía ganada por la mano. Y esta vez no fue para abrir el libro, sino para abrir el corazón, que viene a ser un tanto más complicado.
Una iniciativa del IES El Palmeral, en Vera, recoge en una serie de podcast, las vivencias de personal ajeno al centro que pueda ser aprovechada tanto por los que las cuentan como por lo que las oyen. Ana María y Lucía, de 4º de la ESO y la profe Eva, timonel en esta singladura y a quien desde aquí doy las gracias, se encerraron conmigo en un pequeño e improvisado estudio de sonido para intentar arañar en las emociones de alguien que roza la senectud, si no ha caído ya en ella irremediablemente. 

La vuelta a las aulas, el verme rodeado de una turba de gente insultantemente joven, produjo en mi una reacción tan extraña como estimulante. Todo eso se borró al encontrar la sonrisa de Alicia entre sus compañeros para confirmar que era por ella por quien estaba allí.

Una vez ante las dos "entrevistadoras" mis recuerdos viajaron 55 años atrás para contemplarme como estudiante de Preuniversitario, el último Preu que se cursó en España, y como intrépido redactor de un informativo que distribuíamos semanalmente en el instituto -aún conservo algún ejemplar- y que en su cabecera lucía el AULA 6 con que lo habíamos bautizado. A partir de ese "yo también fui como ellos" la cosa fluyo como río en su cauce. 


La historia fue bien. Razonablemente bien. Me lo pusieron muy fácil. Sólo espero que algunas de las vivencias que dejó en sus micrófonos este abuelo titulado, y más por viejo que por sabio, les sirva siquiera como opinión de referencia; dicho sea sin ánimo de adoctrinar a nadie, pues cada maestrillo tiene su librillo y es libre de escoger el camino que más conveniente le parezca.

Y aunque dice el refrán que nadie escarmienta en cabeza ajena, no es menos cierto que al músico viejo siempre le queda el compás.

Nota del maestro Vidriero: 
El pixelado de las dos entrevistadoras se debe a que ambas son aún menores de edad, y aquí hilamos muy fino.
Y este es el audio... si te atreves. Va despacio el inicio, tarda en arrancar... ten paciencia... tienes que clicar… 


24/2/25

el abuelo del árbitro

El pasado mes de diciembre, en el transcurso de un partido de balonmano cadete entre dos equipos femeninos, en la localidad de Sansenxo -VIVA EL REY-, un impresentable, un alborotador, un matón de taberna, de los que abundan en las gradas de cualquier recinto deportivo de nuestro país la tomó con el árbitro del encuentro que no era sino un chaval de 15 años. 

A tal punto llegó la actitud del fulano que el abuelo del árbitro, que también estaba en el pabellón, se fue hacia el mismo y le rogó que cesara en su actitud. Lejos de hacerlo, entró en discusión con el anciano y le pegó un empujón que le desequilibró y le tiró al suelo, donde se golpeó en la cabeza. Fue ingresado en la UCI del hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, donde ha fallecido esta mañana, dos meses después.

 

De un plumazo, ese -me voy a ahorrar el calificativo- se cargó la vida del anciano y dejó huella de por vida en su propia hija -jugadora- y en el aprendiz de árbitro, quien muy probablemente aborrezca el balonmano de por vida.

 

Lo peor de todo es que no es un caso aislado. De energúmenos/as como el descrito se llenan los estadios y los pabellones cada fin de semana; en muchas ocasiones para vergüenza y oprobio de sus propios hijos que son los que compiten. Tan es así que la Junta de Andalucía se vio obligada a instalar en los recintos deportivos carteles como el de la fotografía. Nos olvidamos de una regla tan básica como necesaria: Sin árbitro, sin juez, no hay deporte de competición.



Hoy debería ser un día para pensar en qué nos estamos equivocando, a dónde vamos, qué hicimos de los valores que la sufrida gente que nos antecedió nos legaron. 

 

Desgraciadamente, a poco que mires a tu alrededor, verás que no solamente en los estadios malviven estos alborotadores, estos pendencieros chulos de barrio con una vida tan complicada que son capaces, a poco que los roces, de complicársela a los demás. 

 

Y no señalo a nadie.