De aquello ya no queda más que el recuerdo. Un recuerdo muy difuminado e idealizado, por cierto.
La Vidriera del Mairena
7/4/25
la rebelión de los moriscos -parte 2-
De aquello ya no queda más que el recuerdo. Un recuerdo muy difuminado e idealizado, por cierto.
31/3/25
la Jura
Les estoy contando de una Jura de Bandera para personal civil organizada por la Brigada Rey Alfonso XIII, II de la Legión, y el Ayuntamiento de Vera. Y aunque uno ya juró en un lluvioso día de diciembre de 1972 en el Santuario de la Virgen de la Cabeza, en tierras iliturgitanas, me pareció oportuno renovar el juramento una vez asomado definitivamente a la senectud. Esta vez me acompañaron, y yo encantado, mi compañera de vida y mi hijo Victor.
El llamamiento no fue hecho en vano. Casi 400 personas nos reunimos en una mañana, que comenzó amenazante y terminó siendo soleada, para cumplimentar uno de los símbolos de aquello en que creemos.
Recibí la educación que recibí y no voy a renegar de ella a estas alturas. Así pues tengo asumidos los conceptos de Patria, pertenencia, y valores como la lealtad y la decencia.
Quizás por todo eso me llamó poderosamente la atención la ausencia de gente joven, gente con menos de 40 años, y si alguna había, eran mujeres.
Sembramos lo que recogemos. Hace mucho tiempo que en las aulas no se toca el tema de la Patria, de la Bandera, del compromiso con la tierra que te vio nacer; hacerlo sería asumir la etiqueta de facha que una parte de la sociedad hipócrita que vivimos enseguida te coloca. El nuestro debe ser uno de los pocos países del mundo en que buena parte de sus habitantes se avergüence de su bandera, de su nacionalidad. Esta es la cosecha.
Un aciago día ya lejano se suprimió el servicio militar. Flaco favor le hizo a nuestra juventud esa disposición. Yo lo volvería a implantar; para hombres y para mujeres. Quizás con otro tipo de desarrollo; pero estoy convencido que ese período era una buena vacuna para cumplir con el resto de la vida que a un joven le queda por transitar.
En resumen, y por no extendernos en demasía, que me afirmo y ratifico en lo ya contado de 1972. Con la liturgia y la solemnidad debida. Porque soy español, sin complejos, y la rojigualda es mi bandera.
29/3/25
la Vuelta al Cole
Por eso la propuesta para que volviera a las aulas, la tenía ganada por la mano. Y esta vez no fue para abrir el libro, sino para abrir el corazón, que viene a ser un tanto más complicado.
Una iniciativa del IES El Palmeral, en Vera, recoge en una serie de podcast, las vivencias de personal ajeno al centro que pueda ser aprovechada tanto por los que las cuentan como por lo que las oyen. Ana María y Lucía, de 4º de la ESO y la profe Eva, timonel en esta singladura y a quien desde aquí doy las gracias, se encerraron conmigo en un pequeño e improvisado estudio de sonido para intentar arañar en las emociones de alguien que roza la senectud, si no ha caído ya en ella irremediablemente.
Una vez ante las dos "entrevistadoras" mis recuerdos viajaron 55 años atrás para contemplarme como estudiante de Preuniversitario, el último Preu que se cursó en España, y como intrépido redactor de un informativo que distribuíamos semanalmente en el instituto -aún conservo algún ejemplar- y que en su cabecera lucía el AULA 6 con que lo habíamos bautizado. A partir de ese "yo también fui como ellos" la cosa fluyo como río en su cauce.
La historia fue bien. Razonablemente bien. Me lo pusieron muy fácil. Sólo espero que algunas de las vivencias que dejó en sus micrófonos este abuelo titulado, y más por viejo que por sabio, les sirva siquiera como opinión de referencia; dicho sea sin ánimo de adoctrinar a nadie, pues cada maestrillo tiene su librillo y es libre de escoger el camino que más conveniente le parezca.
Y aunque dice el refrán que nadie escarmienta en cabeza ajena, no es menos cierto que al músico viejo siempre le queda el compás.
Nota del maestro Vidriero:
El pixelado de las dos entrevistadoras se debe a que ambas son aún menores de edad, y aquí hilamos muy fino.
Y este es el audio... si te atreves. Va despacio el inicio, tarda en arrancar... ten paciencia... tienes que clicar…
24/2/25
el abuelo del árbitro
El pasado mes de diciembre, en el transcurso de un partido de balonmano cadete entre dos equipos femeninos, en la localidad de Sansenxo -VIVA EL REY-, un impresentable, un alborotador, un matón de taberna, de los que abundan en las gradas de cualquier recinto deportivo de nuestro país la tomó con el árbitro del encuentro que no era sino un chaval de 15 años.
A tal punto llegó la actitud del fulano que el abuelo del árbitro, que también estaba en el pabellón, se fue hacia el mismo y le rogó que cesara en su actitud. Lejos de hacerlo, entró en discusión con el anciano y le pegó un empujón que le desequilibró y le tiró al suelo, donde se golpeó en la cabeza. Fue ingresado en la UCI del hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, donde ha fallecido esta mañana, dos meses después.
De un plumazo, ese -me voy a ahorrar el calificativo- se cargó la vida del anciano y dejó huella de por vida en su propia hija -jugadora- y en el aprendiz de árbitro, quien muy probablemente aborrezca el balonmano de por vida.
Lo peor de todo es que no es un caso aislado. De energúmenos/as como el descrito se llenan los estadios y los pabellones cada fin de semana; en muchas ocasiones para vergüenza y oprobio de sus propios hijos que son los que compiten. Tan es así que la Junta de Andalucía se vio obligada a instalar en los recintos deportivos carteles como el de la fotografía. Nos olvidamos de una regla tan básica como necesaria: Sin árbitro, sin juez, no hay deporte de competición.
Hoy debería ser un día para pensar en qué nos estamos equivocando, a dónde vamos, qué hicimos de los valores que la sufrida gente que nos antecedió nos legaron.
Desgraciadamente, a poco que mires a tu alrededor, verás que no solamente en los estadios malviven estos alborotadores, estos pendencieros chulos de barrio con una vida tan complicada que son capaces, a poco que los roces, de complicársela a los demás.
Y no señalo a nadie.