El castillo de La Calahorra ocupa una colina amesetada a 1250 metros sobre el nivel del mar, desde la cual se domina visualmente el Marquesado del Zenete.
Sobria mole de carácter militar al exterior, cuidado estilo renacentista en su interior.
Debió de construirse sobre el año 1500 aprovechando la cantería de una fortaleza árabe que se asentaba en el cerro. Su propietario, don Rodrigo de Mendoza, era un personaje de noble linaje, abundantes recursos y enemistad reconocida con los Reyes Católicos que en aquella época eran quienes repartían el bacalao.
El castillo origen de este cristalito jugó un papel importante en la rebelión de las Alpujarras, luego estuvo abandonado durante siglos, fue refugio republicano en la Guerra Incivil, pasó a propiedad particular y a punto estuvo de ser vendido y trasladado, piedra a piedra, a los Estados Unidos de América, como ocurrió desgraciadamente con el patio noble del castillo de Vélez-Blanco.
Lo salvó de este desgraciado fin el que la Diputación de Granada lo adquiriese en abril del año 2025. Con ello se consiguieron dos objetivos principales: El primero que se acabara el expolio al que la construcción estaba siendo sometida, el segundo que se encendiera la llama de una esperanzadora y esperemos que no muy tardía reconstrucción.
Entre sus murallas se han rodado infinidad de películas y documentales, entre las que te puedo citar el Doctor Zhivago, Hasta que llegó su hora, El Viento y el León, Inés del Alma Mía o Juego de Tronos.
Vista general de su emplazamiento. La altitud y estar situado en las estribaciones de Sierra Nevada, le aseguran la frecuente visita de la nieve.
El vestíbulo de entrada al castillo nos ofrece una idea de lo espartana que debía resultar la vida en la Edad Media.

















