Sólo gente tan vieja como uno conoce, de propia mano, que volver a recorrer los pasos de la infancia y la juventud te ayudan a conocerte como adulto, a completarte como puzzle de vida y a mejorar como persona. Es un hecho evidente.
En esas andaba en octubre de 2014 cuando vine a dar con las ruinas de un pequeño castillo situado sobre la cima de una loma, allá por donde el camino toma rumbo de Olvera a Campillos.
A los pies de la colina, y del castillo, un cortijo humilde y blanco con la ropa tendida a sus puertas; prueba evidente de vida.
Como el trazado de la carretera impide detenerse con seguridad a su altura, hube de aparcar unos cientos de metros más adelante y volver sobre mis pasos acompañado de Nikita.
Aquel guacabaud tenía como objetivo el Convento de Caños Santos y la falta de tiempo me impidió detenerme para hablar con sus piedras, así que me limité a fotografiarlo y a seguir camino.
Pero a partir de aquel día no había dejado de dar vueltas al molino tratando de averiguar más sobre sus piedras, su historia y su presente, que futuro… a raíz de lo visto, no parecía tener mucho.
Me costó dar hasta con su nombre. Al final llegué al conocimiento que se denominaba Castillo de Carastas, o de Ayamonte, o de Vallehermoso, que gloria no tendrá… pero nombres le sobran pa regalar. Y que había sido declarado Bien de Interés Cultural en el año 1985. Lo del BIC no es sino para espatarrarse de la risa, pues si así se cuidan los BIC’s no quieras saber que les espera a los que no tengan el título.
Bueno, pues a partir de aquí, pese a mis esfuerzos, el más completo erial.
Eso, hasta anoche.
Anoche mi amiga Dorita me dio conocimiento sobre un profundísimo trabajo realizado por un bloguero llamado Manuel en http://www.prehistoriadelsur.com y que despeja cualquier ansia de conocimiento sobre el dichoso castillito.
Así que no voy a incidir sobre lo que en ese estupendo trabajo se explicita de forma absolutamente magistral, pero les voy a resumir alguna de las curiosidades que lo rodean.
Como que desde el mismo se mantiene contacto visual directo con los castillos próximos de Olvera y de Pruna, circunstancia absolutamente necesaria en tiempos en que la comunicación no era otra que el mensajero.
Que fue tomado definitivamente para el cristiano en el año 1407, por tropas al mando de Don Pedro de Astúñiga. Y porque no decirlo, de forma un tanto irregular;
a los moros les bastó con comprobar que el Castillo de Torre Alhaquime ya había sido conquistado por las tropas que les asediaban, y se cagaron la pata abajo.
Bajo la Torre del Homenaje se sitúa un importante aljibe, que garantizaba el agua a sus habitantes.
De aquellos tiempos a estos, la principal finalidad que cumplió el castillo fue la de redil de ganado. Ahora ni eso, pues la ruina se ha enseñoreado de sus piedras y lo único que podemos soñar, como BIC que se precie, es que estas mismas piedras no se las lleve cualquier indocumentado para construirse un chalet.
Pero les había contado que a pie de castillo había un cortijo. Un humilde cortijo.
Pues bien, ya que don Manuel nos ganó por la mano furtándonos la gloria de la investigación castillera, nos hemos propuesto como siguiente objetivo entablar contacto con los moradores de la susodicha alquería a fin de, conocido su modo de vida, su quehacer cotidiano, sus alegrías y sus cuitas, el trabajo quede definitivamente completado.
Con eso y la ubicación GPS del castillo de Carastas, por si tienen a bien visitarlo, podremos cerrar la pamplina esta que nos ocupa.
En cuanto podamos.
E estando (61vC) así el Infante sobre Setenil, enbió a dezir a Pedro de Astúñiga, fijo primogénito heredero de Diego López de Astúñiga, justicia mayor del Rey, que estaua en Oluera, que fuese a Ayamonte, a ver si la podría tomar o hurtar; por quanto esta Oluera era suya, que la oviera en casamiento con su muger, que era hija de don Aluar Pérez de Guzmán, almirante que fue de Castilla e alguacil mayor de Seuilla.
E Ayamonte era çerca de la su villa de Oluera, e por ende Pedro de Astúñiga fuese a su villa, e de ay vino a Ayamonte; e quisiérala furtar, sino que no pudo, que los moros que ay estauan, con gran temor que avían del real del Infante, que estatua tan çerca, veláuanla e guardáuanla muy bien.
De la Crónica de Juan II de Castilla.- Alvar García de Santa María.
La Vidriera del Mairena
20/11/15
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2 comentarios:
Bravo! Te ha salido de 'perita', gracias, no a mi, sino al amigo Manuel Limón, que ha sabido calmar nuestra sed de saber, y es todo un crack. Esa foto tuya muy bonita!
Salu2
Dorita/Alh.
Tu amigo Manuel se lo curró de veras.
Le dejé un comentario en su blog, y apuntado en la agenda tomarme un café con él.
Aunque sea en Torremolinos.
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