A riesgo de convertir La Vidriera en una guía especializada de rutas para ciclistas piltrafillas, es preferible este mal a la ausencia absoluta de movimiento. Así, y ya que el patio no está para otras líricas, vamos a sumar uno más a la lista de los itinerarios cicleros que se recogen en este blog.
Esta vez se conforman en un pack de dos, ambas situadas en el Campo de Gibraltar y a escasos kilómetros de distancia sus puntos de partida. Como en otras ocasiones, les dejaré una buena muestra gráfica de los itinerarios, lo cual les hará bastante más agradable el viaje.
Día 1 / ruta de los dos ríos / 30 kms. aproximadamente / dificultad baja.
Fijamos el punto de partida en la barriada del Secadero, junto a San Martín del Tesorillo y cauce del río Guadiaro, que seguiremos hacía arriba. Aquí se sitúa una farmacia y un cartel explicativo que nos cuenta discurriremos por las fértiles vegas del Genal y el Guadiaro, así como que pasaremos junto a la finca Los Nogales y ermita del Rosario del Campo, donde la gente del lugar celebra la romería de la Virgen del Rosario del Campo. Ahí es ná.
Ahora seguiremos por su margen izquierda el cauce del río Guadiaro, hacia la confluencia con el Genal, todo el recorrido es prácticamente llano.
A la derecha nos quedará la cumbre de Sierra Crestellina, a cuyas faldas duerme Casares, parajes que ya fueron tratados en este mismo blog. Vea el lector abril de 2009 / Casares.
Panorámica del trazado. A la derecha Sierra Crestellina (1) a la izquierda (2) la finca Los Nogales. Esta finca, casi como todo lo de por aquí, pertenece o esta gestionado por sociedades de don Florentino Pérez, presidente del Madrid pa más señas. Seguro que le conocen.
Finca o Venta los Nogales, que dejaremos a nuestra izquierda. Ahora está deshabitada. En sus tiempos albergó una escuela y una iglesia para dar servicio a los colonos que trabajan estas tierras. Eran otros tiempos, claro. Aún conserva el vestigio de su señorío y, naturalmente, está pintada de blanco.
A poco de rebasar la confluencia de los ríos, al otro lado del cauce del Genal, advertimos el tejado de la ermita de la Virgen del Rosario. Necesariamente hay que mojarse para llegar a sus puertas.
Punto de confluencia de los ríos Genal y Guadiaro.- El cartel indicativo, reza:
“Está usted en un punto de encuentro. Aquí han confluido las culturas a lo largo de la historia.
En esta zona se situó un embarcadero hasta el que llegaban los barcos fenicios, desde el mediterráneo y río arriba, para comerciar con los habitantes de la zona. En aquellos tiempos el río era navegable. Un poco más al norte, siguiendo el curso del río, los romanos construyeron una ciudad, fortaleza militar, llamada Lacipo, para dominar este importante punto estratégico, que era una de las entradas a la Bética Romana. Años más tarde y justo aquí también hubo una venta de caminos, lugar de paso de viajeros y contrabandistas procedentes de Gibraltar, que llegó a albergar un pequeño destacamento estable de carabineros”.
El intrépido viajero entre el Genal (2) y el Guadiaro (1).
Epatante contraluz del viajero reponiendo líquidos, bajo la presencia de los innumerables molinos eólicos situados en la zona.
Pasada la confluencia de los ríos, el camino asfáltico se vuelve de tierra compactada.
Final del trayecto. Un puente derruido nos indica que “non plus ultra”. Con todo, aún tuvimos ganas y fuerzas para hombrear las bicicletas, salvar río y terraplén y continuar por el camino que se adivina en …
… pero este muere apenas doscientos metros más allá. Fue, definitivamente, el punto de retorno.
Allí quedaron los hinojos, las tagarninas, los palmitos, los cítricos y las reses bravas de don Florentino.
Desde luego, por siempre, ¡Hala Madrid!.
Día 2 / ruta de Castellar / 30 kms. aproximadamente / dificultad media.
Establecimos el punto de salida en el aparcamiento del “Guerrero & Blount – Real Estate SL”, donde dejamos el vehículo y cabalgamos las bicicletas. Para acceder a este recinto hay que dejar la autovía E-15 en la salida 130, Guadiaro-Castellar-Sotogrande.
Este itinerario tiene poco misterio; casi ocho kilómetros de subida -la suficiente para que el poco preparado eche el bofe- y otros tanto de bajada hasta llegar a Castellar de la Frontera (el nuevo), con la misma partitura en la vuelta. Todo ello en un carril bici estupendamente acondicionado y seguro, que discurre paralelo junto a la carretera A-2100.
Yo les dejo las fotos y ustedes se hacen su composición de lugar. Siempre se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras y… esta vez… además había poco que contar.
El viajero se sorprenderá con la presencia de numerosos pastos de reses bravas.
Detalles del camino, absolutamente separado de la carretera y en optimas condiciones de seguridad.
Prueba superada; estamos en Castellar.
Original campanario de la iglesia de Castellar de la Frontera.
Un respiro; monumento al agricultor. El agricultor es el que está detrás… advierto.
La Vidriera del Mairena
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3 comentarios:
Maestro, muy bonito, no te llevaste el capote?? por lo de las reses bravas.... que tu siempre has sido muy torero....
Por fín llegué sin bicicleta ni ná ¿pa qué? si pedaleando con usted puedo visitar aquello que, me temo, nunca veré. Y bien que lo siento, no se crea.
De la ruta de los dos ríos me quedo con la casona de los Nogales ¿puede decirse que es un pecado dejarla abandonada y a merced de.... vaya usted a saber, es preciosa la casa y conserva la apariencia de tiempos más ¿opulentos? de escuela e iglesia dice se utilizó, así, en mitad de un camino que parece perdido intuyo se perderá su señorío, su blancura, sus vivencias y recuerdos. Es una lástima. También me gusta la foto de un mozo bien plantado, a sus espaldas un paisaje tranquilo y a sus pies dos ríos que transcurren plácidamete. Al alcance de pocos, no se crea.
La ruta de Castellar, una vía verde bien definida debe dar gusto pedalear con un firme tan... firme.
Envidia la de poder fotografiar estas reses bravas que pastan tan tranquilamente disfrutando de la hierba y de un paisaje tan bello, quien fuera res!
En contrapartida he de decirle que el campanario de la Iglesia es feo, feo, feo por muy original que sea.
Por cierto, es la primera vez que oigo o leo la palabra "tagarnina", imagino que es algún hierbajo o flor endémica de la zona, ya me informaré, más que nada para saber si existe de esto por mi tierra y que nombre le damos en nuestra extraña lengua.
Un gustazo leer estas correrías caballero y un placer recorrer estos parajes en su compañía.
un abrazo muy fuerte.
Ya está ya lo he encontrado, en nuestra tierra llamamos a la tagarnina "card de moro" traducción literal "cardo de moro". He visto que en la Wikipedia incluyen la tagarnina con la etiqueta "gastronomía de Andalucia" y que ustedes lo utilizan en cocina. También miraré de enterarme si los catalanes nos comemos estos cardos mmorunos. Tallos de cardo sí se encuentran en el mercado pero no se si son los mismos, tampoco los he comido nunca.
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