Abordaremos en este cristalito otro tema relativo al senderismo; otra vez bastón y camino. Esta vez nos fuimos a recorrer la Senda de la Hidroeléctrica, en el municipio de Laujar de Andarax.
Y lo haremos, como no podía ser de otra forma, de una forma exclusivamente personal, así que no espere el lector un tratado ortodoxo de la ruta que vamos a caminar.
El punto de inicio de la misma se fija en el área recreativa del río Andarax, a menos de un kilómetro del casco urbano del pueblo. El lugar se encuentra estupendamente acondicionado para el descanso, la diversión y el buen comer. Si no te llevaste comida en plan camping, o no tienes combustible para las barbacoas, allí mismo tienes un par de restaurante pero por lo general -sobre todo fines de semana- tienes que reservar con antelación.
Por cierto, si llegáis a buena hora, es bueno que sepáis que en la plaza del pueblo han abierto una cafetería-churrería que hace las delicias de los senderistas.
Ya que te suponemos en el área recreativa mi consejo es que con dos coches subáis del tirón la pista forestal del Cerecillo -casi 5 kilómetros- y dejéis uno de los coches al final de la ruta. Lo agradeceréis al terminar. Hecho esto volvéis a bajar con el otro coche al área recreativa y… zapato y manta… iniciáis el camino en el punto oportunamente señalizado.
La ruta la conforman un tramo inicial de subida triscando monte puro y duro, de casi tres kilómetros, otros tres kilómetros a recorrer por la acequia de la hidroeléctrica y ya al final de la ruta bajar la pista forestal en el coche que allí dejasteis. Te aseguro que estarás lo suficientemente cansado a esas alturas para no importarte bajar en el coche. Al fin y al cabo la pista forestal es lo menos glamouroso de esta ruta de senderismo. Una pista forestal como tantas otras.
El primer tramo de la senda, hasta alcanzar el nivel de la acequia, requiere salvar muchos rústicos escalones cuando no un abrupto camino en zig-zag que poco a poco va ganando altura. Te encontrarás con “la tubería”, que es por donde bajaba el agua desde la acequia hasta la central hidroeléctrica. Es la prueba de que estás en el buen camino.
Una vez alcanzada la acequia viene lo más divertido de la ruta. Lógicamente la acequia ya no lleva agua y ha sido acondicionada para ser caminada. Atravesarás algunos túneles excavados en la roca en los que incluso será necesario que enciendas la linterna del móvil dada su longitud. El paisaje, desde las ventanas que te proporciona el recorrido de la acequia, es sencillamente espectacular.
Finalizado el tramo de la acequia llegareis al puente del Chillo, en el barranco del mismo nombre. Hay que pasarlo con cuidado y por el centro pues presenta cierta inestabilidad y las barandas no son muy seguras.
Ojo¡ Cuando lleguéis al cruce del Sendero del Aguadero donde nosotros tomamos un tentempié, la ruta correcta es seguir hacia adelante y a nivel. No tomar el camino hacia arriba ni otro de bajada que sale a la izquierda.
La senda termina en un pequeño puente de madera desde el que habría que subir, unos doscientos metros, hasta alcanzar la pista forestal donde dejasteis el coche. Pero no se os ocurra hacerlo sin antes subir el curso del riachuelo como unos doscientos metros. Allí encontrareis, a mi entender, lo más espectacular de la ruta; la Gran Cascada.
Personalmente, y como nosotros no hicimos la maniobra de los dos coches que he recomendado, la bajada por la pista forestal se me hizo larga. Ya me dolían los dedos de los pies de ir “en frenada” casi todo el rato.
Menos mal que todo quedó compensado cuando llegamos al área recreativa, donde iniciamos la caminata, y nos sentamos a una de las mesas allí acondicionadas para dar cumplida cuenta de las viandas preparadas y la cervezas fresquitas que nos aguardaban en la nevera.
Por si no, también está el área dotada de un comercio que te las puede suministrar al tiempo que carbón para las barbacoas, agua, café y otras galguerías.
Ea, a disfrutarlas. El tercer tiempo siempre fue el mejor del partido.
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