miércoles, 19 de abril de 2012
Me llamó la atención, a gritos, la arboladura de sus cinco palos sobresaliendo sobre los edificios cercanos al puerto.
Así que, esa misma tarde, tirando de los hilos que me permiten entrar donde no se puede entrar, tuve la ocasión de apuntar el objetivo de Nikita sobre su amura de estribor.
Majestuoso, anclado en su magnificencia sobre el muelle de levante del puerto de Almería, el Wind Surf esperaba el ocaso para hacerse a la mar.
De la compañía WindStars y bandera holandesa, el Wind Surf es un crucero un tanto atípico. Atípico porque su propulsión natural es el viento, y no el petróleo. Cinco hermosos mástiles sostienen las velas que, operadas por ordenador, impulsan el barco.
El Wind Surf fue botado en 1990 y el pasado año sufrió su última revisión. Registra 188 metros de eslora, 21 de manga y posee siete cubiertas. El puente de mando está abierto a los pasajeros, por lo que cualquiera de ellos puede visitarlo durante las travesías.
Puede alojar unos 300 pasajeros y 160 personas componen su tripulación.
A título de curiosidad puedo indicarles que en su cubierta se ha celebrado más de una boda, pero que no tiene capilla.
Y que si bien la naviera le ofrece la posibilidad de pasear en bici en las escalas (40 dólares medio día), no puede jugar al tenis porque el barco no tiene pista para este menester (ni siquiera de padel). Esta es la razón, y no otra, de que mi primo y yo hayamos desistido de hacer un crucero en el barquito. Eso y los 1700 euros de media por crucero de nueve días.
Vista la mala mar que ayer había en Almería –pueden fijarse en el oleaje en el interior del puerto- un propio de la torre de control nos sopló que en cuanto el Wind-Surf zarpase el puerto se cerraría a la navegación.
-¿Pero va a zarpar con esta mar?, pregunté ignorante.
-No problem, me contestaron, el Wind-Surf tiene la suficiente eslora y calado como para navegar con menos problemas que cualquier crucero convencional.
-Doblará el Cabo antes de que sirvan la cena y el oleaje sólo será un acune para el sueño, añadió el Capitán Marsopas.
Sólo quedaba recoger los avíos, dar las gracias, y volver al huracán del viento de poniente.
El 16 de septiembre de 2019, el Wind Surf volvió a rendir escala -una vez más-, en el puerto de Almería.
Aquí recogemos su imagen, en el ocaso de la tarde, maniobrando para aproar la bocana del puerto y dejar a su popa la tierra almeriense.
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