O tesis fantasiosa para construir un castillo con dos piedras y cuatro palos.
Huyendo de la amenaza de un martes germánico, tracé el rumbo de la mañana en la tangente de un tango desgarrado. Sin embargo, la mañana siguió sonando en banda sonora de rock and rock miguelico –llenaros con un soplo de rock que desaloje los fantasmas cotidianos- o de rumba de Gypsi Kings –por el camino del desierto el viento me despeina-.
Con esta perspectiva, asido con fuerza el manillar de Lagartija, puse derrota al ignoto poniente, allá por donde se pone el sol, definido en la bitácora el punto de latitud “vetetúasaber”, o la torre del Cerrillo como lugar donde rendir viaje.
No estuvo de más encomendar mis pasos a la Virgen de los Vientos.
Anduve primero sendas solitarias.
Luego la senda de los paquidermos.
De los olvidados.
De los más chulos del barrio.
La fauna del lugar, ajena a mi periplo, divertíase con peligrosos y originales juegos.
Dejada atrás la civilización
hube de recorrer terrenos inexplorados, pantanosos, ….
Los cocodrilos intentaron comerme
Un mono prosaico les rio la gracia y pasaba el gorro a los asistentes
que impávidos, adormecidos por el sol, haciendo calceta mental y física, se limitaron a mirarme con curiosidad insana.
Muchas pedaladas más allá, se atisbó la torre hercúlea en el horizonte.
El astro rey no cesaba en su empeño de atormentar a los intrépidos exploradores que se aventuraban en tan peligrosa ruta.
El camino se volvió tenebroso océano
poblado por fantasmagóricos seres
A pesar de ellos, arribada la meta, llegado al vértice geodésico fijado en el GPS, se me advirtió seriamente, bajo pena de ley, que no lo moviera de lugar y, mucho menos que lo llevara a mi casa.
La torre de la película,
con extrañas inscripciones en sus milenarias piedras,
resultó un poco chunga por abajo
Y por arriba
Para el próximo viaje, en la adyacente aventura, medito seriamente cambiar de medio de transporte.
Moraleja: Todo es posible con un poco de imaginación y una mañana por delante.
La Vidriera del Mairena
20/1/10
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4 comentarios:
Abandonaito te tengo.
Pero sirva esta para dejar constancia que olvidaito no.
Gracias, hermano, más vale tarde que nunca.
A ver si cunde el ejemplo y la gente, además de leer, escribe un comentario para dejar memoria de su paso.
¡Cuanto tiempo sin ver estas imágenes!
Cuanto añoro no poder volverlas a ver
...
No debía haber venido a esta vidriera
Gracias, mi buen Séneca.
Ya sabes que, aquí, siempre tendrás una cama, asiento a la lumbre y un plato en la mesa.
Un abrazo.
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