La Vidriera del Mairena


-Dios tolera lo intolerable; es irresponsable e inconsecuente.
No es un caballero.
(Don Jaime de Astarloa. El maestro de esgrima.)

-Escribir es meterse en charcos.
(Juan de Mairena.- Maestro Vidriero).


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12/7/18

no el que empieza, sino el que persevera

Veintinueve años después, el Américo Vespucio volvió a entrar por la bocana del puerto de Almería.

En aquella ocasión no pudimos cumplimentarlo; esta vez no podíamos dejar pasar la ocasión.


Barcelona, Valencia, Santander, Cádiz, Las Palmas, casi todos los puertos españoles han sido visitados en alguna ocasión por el barco más bello del mundo. Esta vez, el Amérigo Vespucci, buque escuela de la marina militar italiana, nos rindió visita entre el 7 y el 10 de julio, en los que estuvo atracado al muelle de levante.


El barco, para los amantes de la estadística, fue botado en el año 1931, mide 101 metros de eslora, 16 de manga, posee tres mástiles y 26 velas tradicionales, su casco es de acero y la cubierta de teca.

Independientemente de la superficie vélica, está dotado de dos motores dieses y otro eléctrico.
En él viajan 16 oficiales, 70 suboficiales y doscientos marineros y alumnos de primer curso, entre los que se encuentran 26 mujeres.

Desde el 1º de noviembre de 2017, está al mando dil capitano di vascello Roberto Rechia, que conocimientos náuticos aparte, tiene una cara de mala hostia que te cagas. 

“Es un velero que mantiene vivas las antiguas tradiciones. Las 26 velas están todavía en tela Olona, las tapas todavía están hechas de material vegetal, y todas las maniobras se ejecutan rigurosamente a mano; cada orden a bordo es dada por el comandante, a través del Bosun, con el silbato; el embarque y desembarque de un funcionario se lleva a cabo con los honores a la pasarela.”

El Amérigo, además de una embajada italiana en el mar, pretende ser un testigo de la cultura e ingeniería de los italianos.
Su nombre se eligió en homenaje al comerciante y explorador del mismo nombre, nacido en Florencia y muerto en Sevilla, pues trabajaba para la Casa de Contratación en aquella aventura que supuso el descubrimiento del nuevo mundo; un nuevo mundo que tomó su nombre de nuestro personaje.

A pesar de nuestra investigación sobre el tema, aún no tenemos muy claro si el mascarón de proa del Amérigo -un señor con la mano en el pecho-, representa al propio explorador; porque otras fuentes señalan que se trata de un homenaje al histórico navegante Francesco Rotundi, Teniente Coronel del Genio Navale. Estaremos muy interesados en oír a quien tenga información definitiva sobre el asunto.


No el que empieza, sino el que persevera; es el lema de nuestro barco.

Suena el silbato del contramaestre, sólo queda desplegar las velas al viento como se despliegan las alas de una mariposa y soñar… siempre soñar…

Amerigo-9
-Glamour italiano.

Amerigo-3
-Cae la tarde, es la hora del adiós.

Puedes ver más fotos del barco si visitas mi página de Flickr >



... y música para ambientar   


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