La Vidriera del Mairena


-Dios tolera lo intolerable; es irresponsable e inconsecuente.
No es un caballero.
(Don Jaime de Astarloa. El maestro de esgrima.)

-Escribir es meterse en charcos.
(Juan de Mairena.- Maestro Vidriero).


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24/10/13

la Fuente de los Ocho Caños, o una de bandoleros

La foto que hoy les traigo corresponde a la Fuente de los Ocho Caños, situada en el antiguo barrio del Mercadillo, allá donde confluyen las calles Real y Santa Cecilia, cerca del Puente Viejo y frente a la iglesia de Padre Jesús, en Ronda, Málaga.

La fuente data del año 1741 y, como su propio nombre indica, en la parte norte esta dotada de ocho hermosos chorros que cubrían las necesidades no sólo del barrio, sino casi de la ciudad entera. Los grifos, que antaño fueron de caída libre, ahora son de pulsador; se pierde encanto, pero se ahorra agua.
A la parte sur se sitúa un abrevadero para las bestias, elemento este indispensable en las ciudades antes que las calles empezaran a oler a gasolina y en las esquinas se instalaran semáforos y pasos de cebra.
Fue mandada construir por Carlos III con dineros reales, de piedra y cantería rondeña, para paliar las necesidades del gentío que acudía al mercadillo de la ciudad antes de construirse el Puente Nuevo.

Cuenta la leyenda –urbana- que sobre el poyo de tan real fuente fue requerida de amores María Yañez, la esposa del corregidor. La cosa no hubiera tenido otra trascendencia –María era muy dada para acoger amantes en su lecho- si el requerimiento no hubiese partido de Diego Mena (a) Caraguapa, lugarteniente del bandolero Roque Amador –la más mala canalla que nunca hubo según cronistas de la época- y al que el Corregidor tenía una especial ojeriza.
Enterado del amorío el Corregidor, ya entrado en años y poco dispuesto a levantar mástil alguno, pero con la mala uva intacta, ordenó capturar al bandolero y le torturó hasta la muerte. La crónica cuenta que le obligó a beber tanta agua que finalmente reventó; potomanía, se llama esto. Luego arrojó el cuerpo al abrevadero para advertencia y ejemplo de otros posibles pretendientes.
Retirado el cuerpo por los lugareños, la fuente estuvo manando sangre durante ocho días seguidos, uno por cada uno de los caños que la adornan. Al noveno día María Yañez saltó al vacío desde el balcón del Tajo y fue a reunirse con el bandido, donde quiera que se reúnan esta gente enamorada.

Quedó la fuente y quedó la leyenda. Trescientos años contemplan la grandeza y sobriedad de esta construcción. Otra leyenda, esta mucho más actual, cuenta que quien bebe de la fuente consigue el favor de su amada por mucho que las circunstancias obren en su contra.

Espero que les haya satisfecho el cuento. No es sino el soporte en que sujetar la foto.

Fuente de los Ocho Caños