La Vidriera del Mairena
7/7/09
Santiago Heredia (a) el Gitano.
1/7/09
Velefique 09 > La espantá...
Un año más, me invitaron los locos esos del Tikitaka para subir al alto de Velefique.
Subir y bajar, claro, que una vez en la cima no puede uno quedarse arriba.
La cita era el 28 de junio, cuando menog caló jase.
No acabo yo de entender el afán de los cicleros en triscar montes, cuanto más empinaos mejor, conocidas las excelencias turísticas que presentan rutas como las de Almería al Cabo, o a Las Salinas de Roquetas, donde a lo llano del terreno y a la compañía de la brisa del mar, se une la alegría para los ojos que supone una playa llena de bikinis.
> la cita era a las nueve.
Se lo consulté a la Peregrina, que me dijo, sin complejos, que allí iban a subir mis santos cojones. Que aún le dolían los pedales de lo del año pasado. Cada día se vuelve más lenguaraz y grosera. Será por vieja.
Se lo consulté a la Nikón, que me dijo que bueno… que siempre que la llevara a cuestas.
> afilando pedales.
Así que esta vez, abandonao de la Peregrina, oficie de intrépido reportero en zona de conflicto bélico, al acecho y vigilia de algún ciclista espachurrao, cosa de la que, a dios gracias, no tuvimos noticias.
> tribus.
¿Saben sus mercedes quién fue Sidi Abuh Ishaq Ibrahim?
Pues si en lugar de subir y bajar trochas a lomos de una bicicleta, se sentaran a charlar con los lugareños, llegarían al conocimiento que fue el primer velefiqueño en salir en los papeles, en hacer hablar de su pueblo. Y sin bicicleta. Poeta y santón del Islam, quizás uno de los beréberes refugiados de la reina Kahima, ya se ocupó el buen hombre allá por el siglo VIII, que Velefique empezara a ser conocido allende el cerro del Portillo o el desierto de Tabernas.
Les cuento esto por mitigar, en lo posible, la aridez de tanta bicicleta junta. Ciento setenta y cinco, según los organizadores. Organizadores que, esta vez si, ya tenían preparado un plan B para el acaso de que algún ciclista se descalabrara, más bajando que subiendo, en los barrancos de los Filabres.
> aire puro, puro estilo, puro músculo, pura cuesta... pa que nos vamos a engañar.
Lo que no varió la organización fue el eufemismo ese de “bajada técnica”, que tanta sorpresa me causó el año pasado y tanta gracia me hizo este. Bajada cabrona, deberían llamarle, y así ningún confiado pedalero se llamaría a engaño.
Y es que, el arroz de después, sabe mucho mejor cuando se conservan todos los dientes.
> bajada técnica-1
> bajada técnica-2
> bajada técnica-3
También eche en falta el toque femenino. El pirata Miguelón me contaba –y yo que lo vi con estos ojitos- que Belén, que cerraba mi última crónica Cabogatera, se encuentra en estado de buena esperanza y que por ello había cambiado la bicicleta por la mesa de jueces. Acertada y obligada decisión. También me decía Miguelón, alma mater del invento este, que había otras dos chicas. Una de ellas, a la que se había entregado el trofeo a la ciclera más veterana, se había desplazado desde la manchega Ciudad Real atraída por el reclamo que supuso esta misma crónica el año pasado. Y ya tiene mérito… que Ciudad Real no está Pechina. Me habría gustado conocerla. Me habría gustado traerla aquí. Una crónica del Maestro Vidriero sin que aparezca una mujer por algún lado, en primera persona, desmerece un montón.
> bajada técnica-4... o, éste si que sabe.
> bajada técnica-5
> consecuencia lógica de andar haciendo bajadas técnicas.
Así que este año, a falta de experiencias propiamente cicleras, les voy a dejar mis fotografías que, al fin y al cabo, es para lo que me llamaron.
> teoría del esfuerzo - 1ª y 2ª parte
Resumamos que fue un disfrute. Disfrutamos de la bicicleta, del paisaje, de la ruta, de los amigos, del arroz del maestro Antonio Gazquez y de la innegable hospitalidad de los vecinos de Velefique. Mi enhorabuena a José Antonio Ibañez, que llegó el primero, en poco más de dos horas. Y a José Antonio Hernández, que llegó el último (éste echó el día). Porque aquí tiene mérito llegar, aunque sea el último; y más mérito si llegas con todos los huesos en su sitio y la bicicleta de una pieza.
> esperando a los niños de las bicicletas.
> esperando el arroz del maestro Antonio Gázquez.
A mí, esperadme el año que viene... si ustedes quieren y puede ser.
NOTA DEL MAESTRO VIDRIERO: Si cualquier persona reflejada en este reportaje -recogidas a puro azar- desea apearse del mismo, sólo tiene que hacermelo llegar a través de cualquier componente del club Tikitaka.
Como siempre, se agradecen comentarios.