La Vidriera del Mairena


-Dios tolera lo intolerable; es irresponsable e inconsecuente.
No es un caballero.
(Don Jaime de Astarloa. El maestro de esgrima.)

-Escribir es meterse en charcos.
(Juan de Mairena.- Maestro Vidriero).


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2/11/24

las Canales de Padules

El cristalito de hoy lo voy a dedicar, como otras veces, a mi amigo el Sherpa. Siquiera sea por el recuerdo de otras tantas aventuras de las que ya nos están siendo tan caras. Para los demás tómese como una invitación a visitar un paraje tan desconocido como espectacular.

 

Les estoy hablando de Las Canales de Padules, en Almería. Y antes que después apuntar que a estos lugares nunca, nunca, se debe de ir en solitario. Y no es porque vaya a pasar nada… pero por si acaso. Además la belleza, compartida, es aún más espectacular. Esta vez lo hice en compañía de mi amigo Enrique, siempre dispuesto a estos menesteres. Gracias, amigo.

 

El primer paso para llegar a Las Canales es acceder al pueblo de Padules. Una vez allí conviene no dejar el coche aparcado en el pueblo, sino bajar al aparcamiento habilitado cerca del río. Hay otro aparcamiento aún más abajo, pero sólo admite una decena de coches y suele estar completo. Esto es así -lo de bajar con el coche, digo- porque la cuesta, de regreso hasta el pueblo, puede pesar en demasía.

 

Imprescindibles escarpines en los pies y pantalones cortos. Da por sentado que te vas a mojar.

 

Una vez llegas por el sendero al río Andarax puedes optar por seguirlo hacia arriba o hacia abajo. El trayecto total a recorrer es de unos dos kilómetros; en cualquiera de los dos sentidos es espectacular. Parece mentira que en un lugar donde llueve tan poco, y a tanta altura, corra tal cantidad de agua. Pozas, gargantas, pequeñas cascadas, saltos de agua, álamos, sauces, fresnos, juncos, conforman el escenario de Las Canales. 

 

En el propio lecho del río se ubica un merendero, el Molinillo de la Abuela, donde reponer fuerzas… cuando nosotros fuimos estaba cerrado. 

 

Una vez terminado el recorrido, la gazuza en el estómago, existen en Padules un par de restaurantes donde saciar el hambre. Conviene dejar reserva cuando bajéis hacia el río. Para evitar sorpresas de overbooking.